La candidata de los indignados saca gran ventaja a sus rivales en Roma

Virginia Raggi, votando en Roma en medio de una gran expectación.

Virginia Raggi, votando en Roma en medio de una gran expectación. / periodico

ROSSEND DOMÈNECH / ROMA

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Virginia Raggi, la indignada del Movimiento 5 Estrellas (M5S), ha sido la más votada en las elecciones municipales de Roma celebradas este domingo, sacando una gran ventaja a sus rivales del centroizquierda y la derecha. Pero aún así el 34%-38% de los votos que le atribuyen los sondeos a pie de urna de la RAI le obligarán a medirse en segunda vuelta con el progresista Roberto Giachetti, que habría obtenido entre un 20%-24%. “Los indignados hunden Roma”, titulaba el domingo por la noche la versión digital de 'La Repubblica'.

Ningún candidato de las otras principales capitales que renuevan ayuntamiento habría conseguido superar el 51% de los votos, por lo que todos deberán pasar por una segunda vuelta el próximo día 19. .

En Milán, el candidato progresista ha sacado entre un 41%-45% contra un 35%-39% del candidato que presentaban todas las formaciones conservadoras juntas. En Nápoles, el alcalde saliente de la izquierda, pero no vinculado al Partido Demócrata, se habría situado entre un 43%-47%, mientras que la candidata también progresista, pero cercana al presidente del Gobierno, Matteo Renzi, habría obtenido entre un 15% y un 19%. El aspirante alcalde de Nápoles por los conservadores, apoyado por Silvio Berlusconi, obtendría entre un 20% y un 24% y los indignados del M5S habrían sacado entre un 11% y un 15%.

En la sede del Partido Demócrata (PD), se manifestaba el domingo por la noche  un cauto optimismo. Los comicios han sido planteados como una examen al Gobierno de  Renzi, a pesar de que éste haya rechazado tal consideración. La bofetada podría llegar en segunda vuelta  si los indignados y todas las formaciones conservadoras se unieran para apoyar, en Roma a la candidata de los indignados y en Milán al de los conservadores, lo que es considerado cuanto menos improbable.

Más de 13 millones de electores han acudido el domingo a las urnas para renovar las juntas municipales de 1.342 ayuntamientos, 25 de los cuales son capitales de provincia. Entre las más importantes, figuraban Roma, Milán, Turín, Nápoles, Bolonia, Trieste y Cagliari. Sólo 149 municipios superan los 15.000 habitantes.

Un total 20 de las capitales donde se votaba estaban gobernadas por el centroizquiera, cuatro por el centroderecha y solamente en una una junta independiente de izquierdas.

Matteo Renzi, ha asegurado que el resultado “no tendrá repercusiones políticas”, porque se trataba de “elegir a los alcaldes y nada más”, aunque en la realidad los comicios constituyen un termómetro para medir la popularidad del exalcalde de Florencia,  que llegó al Gobierno y en el 2013 sin pasar nunca por unas elecciones generales. El único punto de referencia eran las europeas del 2015, cuando su partido, el progresista PD, alcanzó el 40,8%, un resultado inédito nunca obtenido por la izquierda o el centroizquierda.

Complejidad del sistema

El sistema de voto que han usado los electores resulta algo complejo, lo que ofrece ventajas e inconvenientes. Las listas oficiales eran cerradas, pero se podían indicar una o dos preferencias sin seguir el orden impreso de los candidatos. En el caso de señalar a dos, uno debía ser obligatoriamente una mujer.

Por otra parte, la ley electoral permite que se elija como alcalde al candidato de un partido y que se pueda marcar también la casilla de otro partido de apoyo que no sea el suyo, lo que en teoría puede propiciar alcaldes sin una mayoría. Esta segunda circunstancia puede favorecer a  las formaciones más fragmentadas, que en esta ocasión eran los conservadores. Donde tenga que celebrarse una segunda vuelta, previsto para el 19 de este mes, los partidos podrán pactar alianzas previas.

La reforma constitucional

Cuando los resultados sean definitivos se podrá también saber si el voto municipal de este domingo influirá sobre un referéndum popular que se celebrá en octubre sobre varias reformas constitucionales ya aprobadas por el Congreso y el Senado, aunque con una mayoría insuficiente (los conservadores votaron en contra y los indignados abandonaron la sala).

Se trata de la carta más importante que se juega en esta legislatura el Gobierno de  de Renzi, que ha jubilado a los grandes líderes históricos y se ha rodeado de gente cuya media de edad ronda los 40 años. Entre los cambios figura la supresión definitiva de las diputaciones y la transformación del Senado en una cámara territorial, además de  la dismunición del número de  senadores de 319 a 100.  “Si pierdo el referéndum me voy a casa”, dijo Renzi.