Un país partido en dos

Los austriacos han debido elegir presidente entre dos polos opuestos que han barrido a los partidos tradicionales

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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La ultraderecha no ha podido culminar su imponente ascenso en Austria con una victoria en las elecciones presidenciales pero su camino está lejos de terminar. Los comicios de este fin de semana, resueltos por la mínima y en el último minuto de este lunes, han dado la victoria a Alexander van der Bellen, candidato de los ecologistas, pero han dibujado un panorama muy fracturado en el país transalpino.

Sin ir más lejos, en los comicios celebrados este fin de semana solo han participado los candidatos del populista y xenófobo Partido por la Libertad (FPÖ) y de Los Verdes, dos opciones políticas que se encuentran en polos opuestos. Eso se debe a que durante la primera vuelta de las elecciones, celebradas hace un mes, los partidos tradicionalmente hegemónicos quedaron relegados, con tan solo un 11% de los votos.

Al igual que en la primera vuetla, Hofer ha recogido mayoritariamente el voto masculino, el voto rural y del obrero. Van der Bellen tiene sus mayores simpatías entre los jóvenes. Pero como subraya el politólogo Florian Oberhuber, más que hablar de foso sociológico, hay que hablar de "foso político, alrededor de cuestiones como la Unión Europea, los refugiados, la confianza en el sistema". La crisis de los refugiados -Austria acogió a 90.000 el año pasado-ha estado muy presente en la campaña. 

Aunque las elecciones presidenciales no escenifican al completo la diversidad política del país, permiten observar la tendencia a la baja de socialdemócratas y democristianos, ambos miembros de la Gran Coalición que gobierna desde Viena, y del incesante auge de la ultraderecha, muy presente en la historia del país transalpino. El ascenso de los populistas ha sido clave para la división del país. El éxito de su beligerante y extrema retórica ha arrastrado a las otras formaciones, que han mimetizado sus gestos o han radicalizado su discurso en contra.

PROBLEMAS EN LA IZQUIERDA

Los Verdes, victoriosos pero sobrerepresentados, se han visto beneficiados por la polarización de esta segunda vuelta y han podido capturar votos de partidos de la izquierda y del centro que han confiado en Van der Bellen como mal menor. Es el caso de Franz, un profesional del sector bancario de 36 años que conversó con EL PERIÓDICO en Viena. “Creo que las políticas de Los Verdes pueden dañar la economía pero no quiero a los fascistas y Van der Bellen estará más dispuesto a negociar”, aseguró antes de los comicios.

La factura interna del Partido Socialdemócrata (SPÖ), tradicionalmente hegemónico en Austria, también explica la compleja división del país. La dimisión de Werner Faymann como canciller y líder de la formación el pasado 9 de mayo después de la primera vuelta electoral escenificó las disputas internas entre diversas facciones, unas que criticaban su giro a la derecha con políticas migratorias mucho más restrictivas y otras que proponían estudiar pactos con el xenófobo FPÖ.