La nueva presidenta de Taiwán irrita a China con su discurso de investidura

El hecho de que no pronunciara expresamente el pacto con Pekín desencadena una dura advertencia de las autoridades chinas

La nueva presidenta independentista de Taiwán toma posesión del cargo

La nueva presidenta independentista de Taiwán toma posesión del cargo / DC MS CDV

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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La nueva presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, pronunció un discurso de investidura cargado de buenas intenciones hacia China pero omitió la referencia explícita al “consenso del 92” que Pekín le había exigido. La líder del independentista Partido Democrático Progresista (PDP) se refirió a aquel acuerdo como “un hecho histórico” en una pirueta semántica que buscaba tranquilizar a Pekín y contentar a sus seguidores. Ya se sabe que fracasó en lo primero.

La complejidad de las relaciones a ambas orillas del Estrecho de Formosa justifica la atención entomológica sobre cada palabra. La duda radicaba en si mencionaría el consenso del 92, aquel acuerdo bilateral que sella el principio de una sola China y que permite la interpretación opuesta de ambas partes (el nombre oficial de Taiwán es República de China). Pekín ha repetido que es el presupuesto indispensable para unas buenas relaciones vecinales.

Y Tsai se esforzó en glosarlo pero sin mencionarlo: dijo que respetaba ese “hecho histórico” por el que se alcanzaron “reconocimientos y entendimientos”. Ese regate no gustó en Pekín. La Oficina de Asuntos de Taiwán calificó el discurso de “ambiguo” y falto de “propuestas específicas que aseguren el desarrollo estable y pacífico” entre ambas partes.

"PESADO EQUIPAJE DE LA HISTORIA"

Esas disquisiciones léxicas han eclipsado un bautizo presidencial que el observador poco instruido interpretaría como indudablemente amistoso. “Basándonos en las existentes realidades políticas, el desarrollo estable y pacífico de las relaciones a través del Estrecho debe ser continuamente promovido”, dijo Tsai. También ha prometido que Taiwán jugará un rol de “devoto guardián de la paz” y pedido a las dos partes que superen “el pesado equipaje de la historia y se involucren en un diálogo positivo que beneficie a las pueblos”. Incluso se avino a cantar el himno taiwanés que muchos juzgan como demasiado ligado al Kuomintang, el partido ahora en la oposición y más cercano a Pekín.

El PDP llega al Gobierno después de los ocho fluidos años del Kuomintang, apuntalados en la histórica cumbre en Singapur de los presidentes de Taiwán y China. Pekín se ha esforzado desde la victoria aplastante de Tsai en enero de advertirle de las consecuencias funestas de recuperar el discurso beligerante de su partido en el pasado. Los años de Chen Shui Bian se recuerdan como una pugna diaria que exasperó tanto a Pekín como a los taiwaneses, quienes después se decantaron en masa hacia las posturas más cordiales del Kuomintang. El miedo a la creciente influencia de Pekín en los asuntos internos ha devuelto a los independentistas al poder.

MANIOBRAS MILITARES CHINAS

El Ejército chino ha practicado maniobras de desembarco esta semana en la costa de Fujian, la más cercana a la isla, en un recordatorio poco sutil de su promesa de recurrir a la fuerza si Taipei proclama formalmente la independencia que disfruta de facto.

El diario ultranacionalista Global Times advertía hoy que “quizás una nueva ronda de disputas es inevitable para eliminar completamente el tema de la independencia de Taiwán y hacer del principio de una sola China el único elemento para mantener el statu quo”.

La presidenta ha manifestado su voluntad en el pasado de mantener el statu quo pero ha pedido a China que respete su cultura democrática y subrayado que ambos gobiernos deben de tratarse con “reciprocidad y respeto”. Tsai, una antigua profesora de Derecho, necesitará tacto para mantener alejado a Pekín de los asuntos de la isla y a la vez mantener su flotador económico. Los múltiples acuerdos firmados con Pekín la han hecho cada vez más dependiente y muchos temen que acabe amenazando su autonomía, lo que cristalizó en las manifestaciones del 'movimiento girasol'. El comercio de Taiwán con China alcanzó en 2014 los 130 mil millones de dólares y la isla envía al continente el 40 % de sus exportaciones.