ODISEA EN BORNEO

Los dos españoles rescatados en Malasia sobrevivieron destilando agua marina

Marta Miguel y David Hernández, localizados este jueves tras 10 días a la deriva, se alimentaron de peces y moluscos pegados a su precaria embarcación

David Hernández abraza a un familiar tras haber sido rescatado después de diez días a la deriva.

David Hernández abraza a un familiar tras haber sido rescatado después de diez días a la deriva. / periodico

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“Estamos a tope”, aseguran pletóricos desde el hospital Marta Miguel y David Hernández, los dos españoles rescatados del mar en Malasia tras permanecer 10 días a la deriva. Este viernes llegaron por fin a tierra y pasaron un reconocimiento médico tras reencontrarse con algunos de sus familiares, que viajaron expresamente a recibirlos a Kota Kinabalu, capital del estado malasio de Sabah, en el noroeste de la isla de Borneo.

La pareja se encuentra en buen estado de salud y de ánimo, y no para de mirarse con complicidad, sonriendo y bromeando en todo momento. Nadie diría que pasaran ningún miedo durante su odisea. Las quemaduras del sol parecen el único rastro de haber estado tanto tiempo a la deriva a bordo de una embarcación averiada.

“Ha habido momentos difíciles, de frustración y de impotencia absoluta, pero miedo de [pensar] se ha acabado: no”, afirma David, de 29 años, a la agencia Efe, sentado en la camilla del hospital Greneagles de Kota Kinabalu. “Siempre tuvimos esperanza”, apostilla.

La pareja, junto al chino Tommy Lam y la malasia Armella Ali Hassan, regresaban el 2 de mayo de una excursión a la isla de Balambangan, en Sabah, cuando su embarcación volcó por el fuerte oleaje y acabó a la deriva. Las corrientes marinas les alejaron de la costa, que vieron durante los primeros días. El cuarto, ya no. “Fueron casualidades encadenadas que nos llevaron cada vez más a la deriva”, cuenta Marta, de 30 años.

PESCADORES VIETNAMITAS

Los dos jóvenes solo se ponen serios al recordar cómo el mismo día del accidente pasaron dos barcos por su lado sin ayudarles. “Fueron varias las oportunidades que tuvimos de ser rescatados, pero siempre se nos escaparon. Hasta que al noveno día nos rescataron los pescadores vietnamitas”, rememora Miguel. Los vietnamitas faenaban de manera ilegal en aguas de Malasia, por lo que no avisaron inmediatamente a las autoridades ni al amplio operativo que les buscaba: nueve buques, tres aviones, un helicóptero y un equipo de buceadores.

La Marina malasia tuvo que interceptar a otros pescadores vietnamitas para enterarse del rescate y poder enviar dos navíos, el ‘Bistari’ y el ‘Baung’, a recoger a los cuatro náufragos. Durante dos días, los vietnamitas les ofrecieron agua y comida, además de atender sus heridas y ayudarles a lavarse. “Sabíamos que antes o después ellos nos iban a dejar (…) en Vietnam. Eso significaba estar con ellos diez días. Ya nos habíamos hecho a la idea”, relata Marta.

PECECITOS VOLADORES

Los náufragos lograron sobrevivir alimentándose de peces y moluscos pegados a su precaria embarcación. “El mar es implacable, pero fue generoso con nosotros y nos metió la tercera noche en el barco tres pececitos voladores a los que al menos les pudimos dar un bocado”, contó David a la cadena COPE. A uno de sus compañeros “se le ocurrió la idea de comer los pequeños moluscos que se van haciendo debajo del barco, hasta que encontró un palo también a la deriva con un montón de mejillones”.

Para hidratarse, a Marta se le ocurrió la idea de destilar agua marina. Le sonaba de haberlo visto en una película, tal vez fuera ‘La vida de Pi’ o ‘Invencible’, de Angelina Jolie. Recogieron agua de mar con una bolsa de plástico y la cubrieron, a su vez, con otra impermeable de mayor tamaño. Con la evaporación, el agua restante quedaba potabilizada. “Haciéndolo cada hora cuatro veces, todos podíamos beber una vez”, explica la joven. El ‘invento’ acabó por salvarles la vida.

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