El lado oscuro del pacto UE-Turquía

CRÍTICAS EN LAS REDES3La controversia en torno al preacuerdo entre la UE y Turquía para la deportación de refugiados ha tenido su reflejo en las redes sociales, donde muchos  ciudadanos han expresado su rechazo con memes, fotografías y caricatur

CRÍTICAS EN LAS REDES3La controversia en torno al preacuerdo entre la UE y Turquía para la deportación de refugiados ha tenido su reflejo en las redes sociales, donde muchos ciudadanos han expresado su rechazo con memes, fotografías y caricatur

ELISEO OLIVERAS

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Antes que asumir sus responsabilidades con los refugiados, la mayoría de los gobiernos europeos ha preferido suscribir un acuerdo de legalidad ficticia y convertir a la Unión Europea (UE) en rehén de Turquíaun estado autoritario, cuya alianza con los yihadistas sirios amenaza la seguridad de los europeos.

El pacto de la UE y Turquía es una rendición de los líderes europeos a la presión de los partidos xenófobos por temor a perder votos, pese a que esos partidos representan una minoría y su auge electoral es más fruto del rechazo de la política de austeridad y precariedad que de una repentina infección de racismo entre los ciudadanos europeos. El discurso xenófobo beneficia a la oligarquía, ya que convierte al inmigrante en el chivo expiatorio donde focalizar el malestar ciudadano para desviarlo de los verdaderos culpables de la crisis: la desregulación financiera y las políticas gubernamentales al servicio de la élite y las grandes empresas.

AUTORITARISMO REFORZADO

La primera consecuencia del pacto será el reforzamiento del autoritarismo en Turquía y el debilitamiento de la capacidad de las instituciones europeas para frenar las derivas autoritarias dentro de la propia UE, como las de HungríaPolonia y las eventuales de Dinamarca y Finlandia, cuyos gobiernos dependen del voto de la extrema derecha. La UE perderá asimismo credibilidad para criticar el autoritarismo de otros países, como la vecina Rusia de Vladimir Putin.

La democracia ha sufrido un retroceso en Turquía desde la llegada al poder en el 2002 del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) del presidente islamista Recep Tayyip Erdogan, coinciden los expertos y las organizaciones internacionales. Pero la UE se lava la conciencia con la mera inclusión en los acuerdos de la cumbre que "espera que Turquía respete las normas más estrictas cuando se trata de democracia, Estado de Derecho y respeto de las libertades fundamentales, incluida la libertad de expresión".

Desde agosto del 2014, se han iniciado en Turquía 1.845 procesos judiciales por criticar a Erdogan, el Gobierno acaba de tomar el control del principal diario, 'Zaman', y de la agencia Cihan para silenciar sus críticas, el Ejército bombardea a sus propia población en las ciudades kurdas, el Gobierno detiene a periodistas, escritores y universitarios críticos y prepara suprimir la inmunidad parlamentaria a los diputados del Partido Democrático de los Pueblos (HDP). Erdogan, que en enero puso a la Alemania de Adolf Hitler como modelo de régimen presidencialista, declaró este miércoles que "democracia, libertad y estado de derecho ya no tienen ningún valor" mientras pedía poder perseguir a los periodistas, abogados y políticos por "terrorismo".

CONTRA LA CONVENCIÓN DE GINEBRA

El pacto con Turquía excluye de la acogida en Europa a los refugiados que no son sirios, como iraquíes, afganos y de otros países sometidos a violencia y persecución, a los que la UE abandona a su suerte. Esto supone una discriminación contraria a la Convención de Ginebra.

Para que la devolución de los refugiados tenga la apariencia de legal, Turquía debe tener el estatuto de "país seguro". El ministro de Justicia alemán, Heiko Maas, reconoció esta semana a 'Der Spiegel' que "Turquía no es un país seguro para los demandantes de asilo". La solución que maneja la UE es que Grecia declare a Turquía como "país seguro" antes de empezar a devolver a los refugiados y conformarse con una mera declaración de intenciones turca de extender la protección a los refugiados no sirios.

El pacto oculta que sólo el 9% de los 2,7 millones de refugiados residentes en Turquía viven campamentos con necesidades mínimas cubiertas, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La inmensa mayoría sobrevive en condiciones de extrema penuria, sometidos a explotaciones y abusos. El apoyo europeo al  acariciado proyecto turco de "aéreas seguras" en Siria puede facilitar una mayor intervención militar de Ankara y dar una cobertura a sus bombardeos a las milicias kurdas que combaten a Estado Islámico.

Las devoluciones masivas, prohibidas por el derecho internacional, se disimularán tras un trámite judicial expeditivo en Grecia para rechazar las peticiones de asilo individuales, que en la cumbre ya se ha decidido que serán "inadmisibles". Queda por ver si Grecia será capaz de gestionarlo, en qué medida Ankara cumple su compromiso, qué países europeos aceptarán los refugiados que envíe Turquía, qué ocurrirá con los 45.000 refugiados ya bloqueados en Grecia y qué nuevas rutas migratorias se desarrollan hacia la UE.