"Despues de cinco años, los sirios siguen resistiendo"

La comunidad siria exiliada en Catalunya afirma que la revolución sigue y condena la actitud de la comunidad internacional

Mouafak Asaad y Zaki Alrif,en EL PERIÓDICO.

Mouafak Asaad y Zaki Alrif,en EL PERIÓDICO. / periodico

MARTA LÓPEZ / BARCELONA

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Muafak Asaad y Zaki Alrifai piden fotografiarse con la bandera siria que traen consigo, la bandera revolucionaria, que es la misma que la prebaazista, la que luce tres estrellas rojas entre una franja verde y otra negra. Y se abrazan a esos colores como siguen abrazados desde Barcelona a una revolución que, aseguran, ni la guerra ni tanto sufrimiento humano han conseguido aplastar.

Assad, oftalmólogo, y Alrifai, ingeniero, forman parte de la oposición siria en el exilio. Ambos llegaron a Catalunya,  en los años 80 para formarse como estudiantes, buscando en la universidad una puerta a la libertad que su país les negaba. Cuando en marzo del 2011 empezaron las protestas contra el régimen de Bashar al Asad en Siria, fundaron junto con otros miembros de la comunidad siria en Calalunya la Associació Sirio-Catalana per La Llibertat i la Democràcia, para ayudar a la revolución.

Cinco años después, entre los sirios afincados en Catalunya cunde la frustración y el desencanto pero l'Associació sigue viva. El domingo reunió a cientos de personas en la Rambla del Raval en un acto "contra Asad, contra el Estado Islámico, para decir 'no' a las intervenciones militares extranjeras y a favor de la paz y los derechos humanos". 

Su papel consiste más ahora en organizar regularmente envíos de ayuda humanitaria a hospitales, campos de refugiados, localidades bloqueadas, ayudar a la evacuación de civiles, a la vez que tratar que la información de lo que está pasando en Siria, salga al exterior.

Asaad y Alrifai siguen con dolor, rabia e impotencia lo que ocurre en su país, donde aún conservan familiares y amigos. No se rinden y pese a todo el sufrimiento siguen enarbolando con orgullo la bandera de una revolución que se resisten a enterrar.

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Para Asaad y Alrifai, la prueba que la revolución no ha muerto son las manifestaciones que días atrás han tenido lugar en las calles de algunas ciudades sirias, donde, aprovechando el respiro que da la tregua en vigor, cientos de personas han vuelto a salir a la calle con cánticos contra el régimen de Bashar al Asad. Por ello defienden que la revolución es más fuerte que la guerra y que no hay vuelta atrás, que los sirios que tanto sufrimiento han soportado ya en sus vidas, no se rendirán. 

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Cuando ambos miran hacia atrás y rememoran los principios de la revolución, aquel día de mediados de marzo en  que un grupo de adolescentes de Deraa se atrevió a escribir a favor de la caída del régimen en un muro, reconocen que nunca imaginaron la sangrienta guerra que iba a diezmar el país. Ni que revolución sería secuestrada por el terrorismo. Muchísimo menos podían pensar que en el campo de batalla sirio se  iban a cruzar tantos intereses y conflictos regionales. Ni que EstadosUnidos y Rusia iban a dirimir en Siria sus diferencias.

Y por ello, no dudan en culpar de la evolución de la situacion en Siria a la comunidad internacional. Primero por no ayudar a los revolucionarios que desafiaron el poder de Asad,a los que dejaron solos, denuncian. Luego, con la revolución ya convertida en un guerra, por alinearse  a favor del régimen.  

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Es por eso que ahora, recelan también de los resultados de los bombardeos de la coalición internacional en Siria porque se centran en atacar al Estado Islámico -al que condenan con la misma energía que al régimen de Asad- y ello permite ganar terreno al Ejército regular .Sobre las conversaciones de paz que se celebran en de Ginebra, lamentan que la solución al conflicto “ya no dependa de los sirios".

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Pero a la vez, Asaad y Alrifai ven una luz de esperanza en ese diálogo y valoran que por primera vez Rusia y Estados Unidos se hayan puesto de acuerdo en la necesidad de acabar con el conflicto. Confían en que esta sí sea la oportunidad de llegar a un acuerdo, que no será del gusto de todos los sirios y que seguramente estará muy lejos de los ideales que movieron la revolución. A corto plazo, vislumbran el despliegue de una fuerza de pacificación de los países de la región, bajo el paraguas de la ONU.

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