PRIMARIAS EN EEUU

Los 'neocon' cierran filas en torno a la candidatura de Marco Rubio

Rubio habla en un acto de campaña en Ponte Vedra Beach (Florida), el 8 de marzo.

Rubio habla en un acto de campaña en Ponte Vedra Beach (Florida), el 8 de marzo. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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La semana pasada fue prolífica en pronunciamientos del estamento de seguridad nacional republicano. Más de un centenar de expertos en política exterior firmaron un manifiesto de rechazo a la candidatura de Donald Trump, cuya presidencia haría de Estados Unidos “un país menos seguro” y “socavaría su posición en el mundo”. Entre los firmantes había notorios representantes del ala más militarista del partido, los llamados neoconservadores. Varios de ellos explicaron a 'Politico' que están dispuestos a apoyar a Hillary Clinton para impedir que el magnate llegue a la Casa Blanca. “Hillary es un mal menor, con mucha diferencia”, decía Eliot Cohen, uno de los fundadores del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, el laboratorio de ideas donde se cocinó la guerra de Irak.

La exsecretaria de Estado es un halcón, más intervencionista que Trump o Barack Obama, como demuestra su respaldo inicial a la guerra de Irak, la intervención en Libia o sus intentos frustrados para armar a los rebeldes sirios. Pero no deja de ser demócrata y sus posiciones no siempre coinciden con la cosmovisión maniquea de los neocon y su cruzada para remodelar el mundo en nombre de la democracia. De ahí que no sea su primera opción. Tampoco lo es el republicano Ted Cruz, que el pasado mes de diciembre se refirió a ellos como esos “locos 'neocon' dispuestos a invadir cada país en la Tierra y a enviar a nuestros hijos a morir en Oriente Próximo”. Su apuesta para esta campaña es senador por Florida y se llama Marco Rubio.

Rubio tiene la bendición de los grandes popes del movimiento. Nombres como el patriarca Bill Kristol, editor de 'The Weekly Standard'; Elliot Abrams, exasesor de seguridad nacional de Bush hijo, al que su padre indultó tras ser condenado por mentir durante el escándalo Irán-Contra; y Dick Chenney, el belicoso vicepresidente de Bush, que se ha declarado “gran fan” del senador de origen cubano. Tanto Abrams como Eliot Cohen forma parte del equipo de asesores en política exterior que Rubio ha  presentado esta misma semana. Una lista en la que hay otros notables de los años de Bush, como su secretario de seguridad interior, Michael Chertoff, o su fiscal general del Estado, Michael Mukasey.

ADHESIÓN INTACHABLE

La adhesión de Rubio a la ortodoxia neoconservadora es intachable. Se ha opuesto con fervor al acuerdo nuclear con Irán, describiendo al líder supremo iraní como “un clérigo radical con una visión apocalíptica del futuro”. Ha acusado a Obama de “apaciguamiento” por su acercamiento a Cuba, un término que evoca el infausto acuerdo de Neville Chamberlain con Hitler, y ha dicho que solo servirá para que “otros tiranos, desde Caracas a Pionyang,” se aprovechen de su ingenuidad. También ha abogado por excluir a Rusia del sistema de pagos internacional y permitir que Ucrania ingrese en la OTAN para mandar un mensaje al “gánster” de Vladímir Putin.

De todos los focos de tensión mundial, donde más hipotecado parece estar es en Israel, la más íntima de las causas neoconservadoras. Rubio tiene en el bolsillo a los grandes patronos estadounidenses de la derecha nacionalista israelí. Uno de ellos es Norman Braman, un empresario judío de Miami dedicado a los concesionarios de coches que, según el 'New York Times', “ha financiado las campañas políticas” de Rubio desde sus inicios, así como “su agenda legislativa”. Conocido por financiar asentamientos ilegales como el de Ariel, ha donado cinco millones de dólares al supercomité de acción política de Rubio.

ALIADO DE NETANYAHU

Otro de sus donantes es el gestor de 'hedge funds' Paul Singer, estrecho aliado del primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, y miembro de la Coalición Judía Republicana, un lobi de presión a la derecha del AIPAC. El tercero y quizás más importante es Sheldon Adelson, el magnate de los casinos, que se gastó 100 millones de dólares en las presidenciales del 2012, y dice cosas como que los palestinos no existen. Rubio le ha cortejado más que ninguno de sus rivales, según 'Politico', pero Adelson todavía no ha elegido a su candidato.

Si llega el momento, Rubio estará bien posicionado. En sus discursos dice que “siempre estaré del lado israelí” o que es imposible negociar un acuerdo con los palestinos porque "una de las partes actúa constantemente de mala fe”. Pese a la evidente apuesta de los neoconservadores por la campaña del joven senador, Rubio solo ha ganado dos de los 24 estados disputados hasta ahora. En menos de una semana se juega su supervivencia en Florida. Si no gana allí, tendrá los días contados.