VIAJE APOSTÓLICO

Un país para el peregrino Francisco

El Papa recorrerá un México cuya violencia afecta también a una Iglesia de jerarquía acomodada al poder

El papa Francisco en el viaje que hizo el pasado mes de septiembe a Estados Unidos.

El papa Francisco en el viaje que hizo el pasado mes de septiembe a Estados Unidos. / MR ks LMB

TONI CANO

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A partir del sábado 13 de febrero, el papa Francisco visitará México, en un complejo viaje apostólico largamente retrasado por el Vaticano a la vista del país, su Iglesia y su Gobierno. Ante la polémica suscitada en torno a lo que las autoridades mostrarán y ocultarán al pontífice, Francisco ha tenido que aclarar: “El México de la violencia, de la corrupción, del narcotráfico y de los cárteles no es el México que nuestra Madre quiere y por supuesto que yo no quiero tapar nada de eso”.

El Papa ha añadido que, “al contrario”, exhortará a los mexicanos a “la lucha de todos los días contra la corrupción, contra el tráfico, contra la guerra, contra la desunión, contra el crimen organizado, contra la trata de personas”. Su recorrido, también arduamente negociado, incluirá la capital, el vecino estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua.

Tanto las declaraciones de Francisco como las del episcopado mexicano, al resaltar que el Papa irá a “lugares violentos y miserables”, han surgido tras las críticas de los mexicanos que denuncian diversas “concesiones” vaticanas a los intereses del presidente, Enrique Peña.

SEGUNDA MISA

Sobre todo la de oficiar su segunda misa -tras una primera en la basílica de Guadalupe- en Ecatepec, en el estado de México, feudo del grupo que domina dentro del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Acompañado por las canciones patrocinadas por la primera dama, la exactriz Angélica Rivera, el Papa será recibido por el presidente en Palacio Nacional, para recorrer después un país cuya violencia afecta también a una Iglesia de jerarquía acomodada al poder. México ocupa el primer lugar en el mundo occidental en número de sacerdotes asesinados, más de medio centenar en los últimos 25 años.

El mayor gesto simbólico que Francisco puede hacer, opinan muchos, es recibir a los padres de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, tragedia que condensa la desgracia mexicana.