POLÉMICA EN EL PAÍS NÓRDICO

¿Dinamarca progresista? Cinco claves para entender su ley antirefugiados

La derecha gobierna en minoría y depende de la cada vez más influyente ultraderecha

Un grupo de refugiados descansan en medio de una autopista en el sur de Dinamarca.

Un grupo de refugiados descansan en medio de una autopista en el sur de Dinamarca. / periodico

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Dinamarca dio el martes luz verde a una polémica ley que permitirá confiscar bienes a los refugiados que quieran empezar su nueva vida en el país nórdico. La medida, que en los próximos días será firmada por la reina Margarita II, permite que se requise todo aquellos objetos que superen los 1.340 euros de valor a excepción de los que tengan un valor sentimental. La ley  también dificulta la reunificación familiar de los refugiados, ampliando hasta tres años el periodo de espera para solicitar la reagrupación.

A pesar de recibir criticas muy duras desde instituciones internacionales y organizaciones por los derechos humanos el Ejecutivo conservador danés no ha bajado el pie del acelerador. El país escandinavo y su Estado del bienestar son un referente del progresismo europeo ¿Cómo se entiende entonces que opte ahora por una medida que ha sido incluso comparada con el expolio a los judíos que iniciaron los nazis?

Estas cinco claves lo explican:

1. FRAGILIDAD DEL GOBIERNO CONSERVADOR

El 15 de setiembre del 2011 el Partido Socialdemócrata Danés logró formar una coalición progresista que tumbaba al Ejecutivo conservador. La derecha había gobernado consecutivamente en Dinamarca desde el 2000. “El debate migratorio es muy intenso desde principios del siglo y la mano dura les ha hecho ganar”, asegura Nils Holtug, director del centro de estudios migratorios avanzados de Copenhague.

El pasado 18 de junio el país volvió a celebrar elecciones. Tras cuatro años en la oposición el Partido Liberal Danés (Venstre) quería volver al poder. Pero quedó en tercera posición, superado por los socialdemócratas y el ultraderechista Partido Popular Danés, cada vez más influyente.

Los juegos de negociaciones postelectorales y la mayoría conservadora del parlamento permitieron a Lars Løkke Rasmussen formar el primer gobierno en minoría desde el 1981. A pesar de no poder formar un bloque de coalición podría contar con el apoyo exterior de otras fuerzas de la derecha. Su fragilidad al frente del Gobierno lo ha hecho dependiente de sus aliados.

2. AUGE DE LA ULTRADERECHA

El euroescéptico y xenófobo Partido Popular Danés había sido la tercera fuerza danesa más votada desde el año 2001. La llegada masiva de refugiados hacia Europa del año pasado dio alas a su retórica populista. La formación sacó tajada de ello en los comicios y obtuvo los mayores resultados de su historia. El partido obtuvo el 21,1% de los votos, superando al tradicionalmente hegemónico Partido Liberal de Rasmussen y ganando 15 escaños más en el Parlamento que en 2011.

A pesar de no entrar en el Gobierno, su programa quedó definido en tres puntos: reintroducción de los controles en la frontera, mayores restricciones en la política migratoria y de asilo y un mayor escepticismo ante la Unión Europea. Venstre depende de los votos de la ultraderecha y estos se han servido de su ventajosa posición para marcar la agenda con un discurso más agresivo. “Aseguran que los refugiados amenazan el Estado del bienestar pero durante los años 90 acogimos a 200.000 bosnios y todo siguió funcionando”, critica Zachary Whyte, experto en integración migratoria de la Universidad de Copenhague.

Desde la oposición y sin desgastarse, el Partido Popular Danés ha hecho virar la política danesa más hacia la derecha. Los controles fronterizos y la nueva ley son fruto de su presión. Su próximo objetivo es desplazar los migrantes en campos fuera de las ciudades.

3. DEBILIDAD ELECTORAL SOCIALDEMÓCRATA

Después de cuatro años de gobierno, los socialdemócratas mejoraron sus resultados en los comicios del junio y fueron la fuerza más votada con el 26,3%. A pesar de eso la fuerza de la derecha en el Parlamento y su duro discurso antimigración los excluyó de seguir en el poder.

Desde la oposición,  también han apoyado la polémica medida contra los refugiados, dándole un amplio consenso parlamentario. ¿Cómo se entiende que el partido progresista se una a esta duríssima medida? “Se han cansado de perder elecciones por su falta de mano dura, se trata de una táctica electoral pragmática”, asegura Holtug. A pesar de haber defendido medidas para mejorar la integración han votado en contra de ello para asegurarse un beneficio político.

4. EFECTO DOMINÓ EUROPEO

El movimiento danés también se entiende en clave europea. Muchos otros países del continente han reaccionado a la llegada de refugiados endureciendo su posición y abordando el drama como una cuestión de seguridad nacional en lugar de una crisis humana. Así, se ha producido un efecto dominó. Dinamarca reaccionó al cierre de fronteras de Suecia anunciando una prórroga de los controles con Alemania. “La cooperación ha fracasado en Europa”, critica Whyte. “Los estados se han preocupado más por sus intereses nacionales que por asumir la responsabilidad comunitaria de establecer unas cuotas y han terminado dando la espalda al asilo”, añade.

5. OPINIÓN PÚBLICA DIVIDIDA

Desde el pasado junio Dinamarca ha sido implacable contra los refugiados reduciendo sus ayudas sociales a la mitad. La migración ha demostrado ser la principal preocupación del 70% de los daneses y eso se tradujo en las urnas. A pesar de eso, los expertos hacen énfasis en que hay mucha gente que se moviliza a favor de los refugiados. “Son movimientos ciudadanos de base porque falta voluntad política en este país”, señala Whyte.

En algunos casos, las pequeñas poblaciones ven la llegada de refugiados como un factor positivo porqué estos supondrán una mayor ayuda del Estado y una oportunidad para crear trabajo. La ley, aseguran, tendrá un fuerte impacto en los daneses. “Se está generando una mayor tensión que da lugar a la división social”, asegura Holtug.