El exilio saudí de Ben Alí

Cinco años después de la revolución, el exdictador tunecido mantiene su refugio dorado en Arabia Saudí

Varias mujeres en la celebración del quinto aniversario de la caída de Ben Alí.

Varias mujeres en la celebración del quinto aniversario de la caída de Ben Alí. / periodico

BEATRIZ MESA / RABAT

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El exdictador tunecido Zine el Abidin Ben Alí mantiene su exilio dorado en Arabia Saudí, el único país del mundo árabe que aceptó darle refugio después de que huyera de su país hace ahora cinco años. Fecha que marcó el triunfo de la revolución en este pequeño país magrebí.

Desde entonces, Ben Ali reside, junto a su muher e hijos, en una mansión situada frente al mar Rojo en la ciudad de Yeda. Tuvo que ser otra autocracia árabe la que lo acogiera, puesto que ninguna democracia europea quiso pasar a la historia como cómplice de un tirano que gobernó Túnez con mano de hierro durante 23 años,. 

Al menos en teoría. A Ben Alí no le disgusta Oriente Medio como destino dorado. Jamás hubiera alcanzado tanta discreción mediática y protección de su intimidad si no fuera porque el régimen saudí controla cada resorte del país, consiguiendo que desde Yeda no se emita ninguna información sobre su vida privada. 

De hecho, las únicas informaciones sobre él provienen de su abogado libanés, Akram Azoury, quien de vez en cuando sale en los medios de comunicación para defenderle de las acusaciones de malversación de fondos o de haber ordenado a las fuerzas del orden que abrieran fuego contra los manifestantes durante la sublevación popular. La represión acabó con la vida de 338 personas. 

A Ben Alí tampoco se le ve. Entre sus últimas imágenes en público, difundidas en las redes sociales, aparece con pijama de rayas o sonriendo junto a su mujer, con velo. Aunque la fotografía que conserva en su memoria la mayoría de los tunecinos es, sin duda, aquella de Ben Alí subiendo las escalerillas del avión presidencial en el aeropuerto de la capital tunecina, que le llevó a un exilio que tanto él como sus familiares creían temporal.

En realidad, a Ben Ali y su mujer, Leila Trabelsi, les gustaría pasar los últimos años de su vida en la perla del norte de África, en donde vivieron rodeados de opulencia y prebendas gracias a una frenética corrupción y fraude inmobiliario.

LAS MEMORIAS

Cuenta el diario 'Le Jeune Afrique', que Ben Alí ha entablado muy buenas relaciones con tunecinos residentes en Arabia Saudí, en especial, con hombres de negocios influyentes a quienes declaró “su deseo de volver a Túnez, siempre y cuando le hicieran un proceso judicial más justo”. Pero de esto no quieren oír hablar ni la sociedad civil ni tampoco la clase política transicional y menos aún las familias de los mártires de la primera revolución del mundo árabe musulmán. 

Quien quiera conocer más detalles de la vida de Ben Allí, de 79 años, tendrá que esperar a la publicación de sus memorias. Su esposa ya ha publicado las suyas, en el año 2012, 'Mi verdad', un libro donde da cuenta de sus vivencias durante la revolución de los jazmines y desmiente las denuncias por corrupción.

De la exprimera dama tunecina, sin embargo, la prensa árabe se hace eco porque, a cuenta de los petrodólares saudíes, toma aviones hacia otros países del Golfo como Kuwait y Catar para realizar compras y buscar lugares de ocio que no ofrece Arabia Saudí. Dos de sus hijos, Halima y Mohamed, viven con el matrimonio, sin embargo, Nesrine y su esposo— un reputado businessmen—Sakher El Materi, marcharon a un exilio mucho más tentador, las islas Seychelles

Durante estos últimos cinco años, los periódicos han especulado sobre el divorcio de la pareja o el fallecimiento del exdictador tras sufrir una hemorragia cerebral. Nada de esto ha sido probado. “Ben Alí está vivo, y constantemente siguiendo los acontecimientos en Túnez. Mantiene comunicación con sus familiares vía Skype”, explican diarios tunecinos.

Parte de los clanes de su primera y segunda mujer (Trabelsi) siguen viviendo en Túnez y disfrutando, en algunos casos, de la gran fortuna que amasaron a través del que fuera el imperio económico de Ben Alí.   

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