El Congreso veta el traslado de presos de Guantánamo a cárceles de EEUU

La Casa Blanca no descarta que Obama use el decreto para cerrar la prisión

Un guardia camina entre los pasillos de una celda de Guantánamo.

Un guardia camina entre los pasillos de una celda de Guantánamo. / REUTERS / BOB STRONG

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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El Congreso de Estados Unidos ha vuelto a bloquear la transferencia de presos de Guantánamo a las cárceles estadounidenses, una de las opciones que baraja la Administración de Barack Obama para cerrar el penal cubano antes de que expire su mandato dentro de un año. Las restricciones aparecen en la ley aprobada este martes para financiar al Pentágono, una ley en la que se prohíbe específicamente el traslado de los detenidos a EEUU y el uso de fondos federales para acomodarlos en las prisiones del país o para construir un penal destinado exclusivamente a recluirlos. La Casa Blanca no descarta, sin embargo, que el presidente recurra a sus poderes ejecutivos para cumplir con su promesa de campaña.

En Guantánamo quedan todavía 112 detenidos, de los 780 que han pasado por la cárcel militar en suelo cubano desde enero del 2002. En los últimos meses, funcionarios del Pentágono han visitado varias prisiones en EEUU para estudiar sus condiciones y decidir si podrían albergar a los presos en caso de que Obama decida cerrar Guantánamo por decreto, algo que no se ha atrevido a hacer en los últimos siete años.

Las prisiones analizadas están en Kansas, Colorado y Carolina del Sur. "No soy consciente de que haya una estrategia en marcha para conseguir ese objetivo utilizando únicamente los poderes ejecutivos del presidente", dijo recientemente el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. "Pero con toda seguridad, como ya dije la semana pasada, no descartaría esa posibilidad".

SIN NINGÚN PLAN

En los próximos días se espera que el Pentágono presente un plan con diversas opciones para cerrar el que es uno de los símbolos planetarios de la perversión de la justicia, tanto por las torturas aplicadas a muchos de los reclusos como por el hecho de que la gran mayoría de ellos no ha sido acusado formalmente de nada ni juzgados. Un plan que ha tardado una eternidad en llegar. "Llevo seis años y medio pidiéndole a esta Administración que presente un plan, un plan que podamos implementar para cerrar Guantánamo", se quejaba hace poco John McCain, uno de los republicanos favorables al cierre y dispuesto a promoverlo entre sus correligionarios en el Congreso.

 La oposición, en cualquier caso, es mayúscula. En el debate respecto a Guantánamo, hay poca racionalidad y mucha demagogia emocional. "¿Por qué narices deberíamos traer a nuestro territorio a estos combatientes enemigos? Es un disparate", decía ayer el senador republicano, Tim Scott. "No es otra cosa que jugar a la ruleta con nuestra seguridad nacional para cumplir con una promesa de campaña".

En Colorado, uno de los estados que el Pentágono baraja para albergar a algunos presos, 41 sheriffs acaban de enviar una carta a la Casa Blanca pidiéndoles que se olvide de la medida porque “pondría en peligro a la ciudadanía”. Sus prisiones, sostienen, no fueron diseñadas para repeler posibles ataques organizados desde el exterior para liberar a los reos.

Lo cierto es que las cárceles estadounidenses ya albergan sin problemas aparentes a ilustres terroristas, tanto estadounidenses como extranjeros. Uno de ellos es Zacarias Mussaui, uno de los conspiradores del 11-S, que cumple seis cadenas perpetuas en la prisión federal de máxima seguridad de Florence (Colorado).