LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Bush se hunde ante el auge de Rubio en el tercer debate republicano

Trump y Carson pasan de puntillas en una noche centrada en la economía

Marco Rubio se dirige a Jeb Bush, ante Donald Trump, anoche en el tercer debate republicano.

Marco Rubio se dirige a Jeb Bush, ante Donald Trump, anoche en el tercer debate republicano. / MT TS

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Los medios de comunicación y el intervencionismo del Gobierno fueron las dianas predilectas del tercer debate republicano celebrado la pasada madrugada en Boulder (Colorado), un debate en el que abundaron nuevamente los encontronazos  entre los candidatos. Jeb Bush volvió a desaprovechar la oportunidad de dar un impulso a su campaña, que sigue hundiéndose en las encuestas y menguando a base de recortes. El tejano estuvo soso y fue incapaz de aguantarle el tipo a quien fuera su protegido en Florida, Marco Rubio, la figura más destacada de la noche. Carly Fiorina demostró ser una seria competidora, mientras que Donald Trump y Ben Carson, los dos hombres que lideran las encuestas, no lograron nunca acaparar el protagonismo.

Organizado por la cadena de información financiera CNBC, el debate estuvo casi exclusivamente centrado en la economía. Se habló mucho de impuestos, de empleo, de las pensiones y, sin que estuviera en los planes iniciales de nadie, de los medios. Casi todos los candidatos se quejaron de las preguntas de los moderadores, que buscaron a menudo arrinconar a los candidatos y empujarlos a la confrontación. "La CNBC debería estar avergonzada de cómo manejó el debate", tuiteó después el presidente del Partido Republicano, Reince Priebus. "Las cuestiones preguntadas en este debate ilustran porqué los estadounidenses no confían en los medios. Esto no es una jaula de lucha", dijo el senador Ted Cruz. El líder de la facción republicana rebelde en el Congreso tuvo su mejor noche hasta el momento, postulándose como la carta más convincente para los sectores más a la derecha del partido.

En esta campaña republicana han sido los candidatos sin bagaje político y perfil pintorescos los que han mandado hasta la fecha. Trump, Carson y, en menor medida, Fiorina, la triunfadora del segundo debate. Los analistas predicen que tarde o temprano se deshincharán y acabará ganando, como suele ser la norma, alguno de los candidatos apoyados por la jerarquía del partido, una liga en la que juegan Bush, Rubio, John Kasich, gobernador de Ohio, y Chris Christie, gobernadorde Nueva Jersey.

RUBIO SALE DE APRIETOS

Los dos últimos estuvieron bien, pero fue Rubio quien realmente presentó sus credenciales al intercalar de forma convincente su historia personal y salir con solvencia de varios aprietos comprometidos. De 44 años e hijo de cubanos, Rubio es un tipo impaciente, al que no le interesa nada el cargo de senador, como le pasó en su día a Obama. Quiere la presidencia o la puerta, y eso ha hecho que se haya ausentado del 14% de los votos que ha emitido el Senado desde que asumió el cargo. "Cuando te comprometiste era para un mandato de seis años --le espetó Bush--. Puedes hacer campaña o simplemente dimitir y dejar que otro haga tu trabajo". Rubio tiene cara de niño pero también algo de aquel magnetismo radiante de Reagan, que era capaz de venderte un paquete de austeridad a la griega como si fuera el principio de un gran día soleado.

"¿Sabes cuántos votos se perdió John McCain cuando estaba llevando a cabo ese regreso imponente en el que te estás inspirando?", le contestó a su mentor. "Alguien te ha convencido de que atacarme te va a ayudar". Sus palabras arrancaron una de las ovaciones de la noche. Trump no tuvo su noche, lo que significa que el espectáculo fue más denso y tedioso que cuando el artista del dinero y la telerrealidad está en ebullición, como sucedió en el ya lejano primer debate.

Pese a las broncas puntuales, el de ayer fue el más sustancioso de todos los debates. Se compitó por ver quién bajará más los impuestos o por las recetas para reformar un sistema de pensiones que el grueso de los candidatos considera insostenible. La deuda o el tamaño del Gobierno también estuvieron sobre la mesa. Kasichfue el único que se atrevió a cuestionar la viabilidad de las propuestas de sus rivales. Disparó contra los "planes fiscales fantasiosos" y le pidió al electorado que se lo piense dos veces antes de elegir a alguien talla ni experiencia para estar a la altura. "Amigos, tenemos que despertar". El gobernador de Ohio es junto a Trump el más centrista políticamente de todos los contendientes.