DRAMA HUMANITARIO

Una Alemania al límite impone el control de fronteras

Un grupo de refugiados sirios y afganos intenta llegar a la isla griega de Lesbos.

Un grupo de refugiados sirios y afganos intenta llegar a la isla griega de Lesbos.

CARLOS PLANAS BOU / BERLÍN

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Alemania reconoció este domingo estar desbordada por la oleada de refugiados que llegan al país y ha resuelto restablecer controles temporales de acceso en la frontera sur que comparte con Austria, según anunció el ministro del Interior alemán, Thomas de Maiziére. Además, el Gobierno Federal ordenó interrumpir por la tarde el tráfico ferroviario procedente de Austria. La medida se ha tomado pocas horas antes de que arranque este lunes en Bruselas una reunión de ministros de Interiror de la Unión Europea para abordar la crisis de los refugiados.

«El objetivo de esta medida (el control en las fronteras) es limitar los flujos de entrada a Alemania y volver a los procedimientos ordenados cuando hay entradas de personas a Alemania», dijo Maiziére.  «Necesitamos algo de tiempo para establecer orden en las fronteras», añadió. Horas antes el ministro de Economía, Sigmar Grabriel, había dicho que el problema «no es tanto el número de refugiados sino la velocidad a la que están llegando» que «dificulta las tareas de acogida en los estados y municipios».

Múnich, capital de Baviera, es la ciudad más afectada por el aluvión de solicitantes de asilo que llegan al país a través de la llamada ruta de los Balcanes, que atraviesa los territorios de  Serbia, Hungría y Austria. El sábado llegaron a Múnich 13.000 solicitantes de asilo y el domingo 3.000. «Hemos llegado al máximo de nuestras capacidades», se lamentó una fuente policial. Ante la falta de espacio para acoger a los recién llegados -los albergues de urgencia en la ciudad  ya están a tope- se está habilitando el estadio olímpico.

DEJAR EN LA ESTACADA

El alcalde de la capital bávara, Dieter Reiter, criticó al Gobierno, al que acusó de haberle dejado en la estacada para hacer frente al problema. El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, saludó la decisión adoptada por Berlín, una medida, que en su opinión es necesaria para proteger a Alemania y  los valores europeos, según declaró al diario alemán 'Bild'. La decisión de Berlín supone dejar en suspenso los acuerdos europeos de Schengen, que garantizan la libre circulación de personas.

Alemania, el motor económico de Europa, ha abierto las puertas y ha absorbido a muchísimos más refugiados que cualquier otro país de la UE. El Gobierno de Berlín acogió en un solo día a 20.000 asilados, el mismo número que el Reino Unido ha aceptado para los próximos cinco años y más de los que Bruselas ha pedido a España para el 2017.

El endurecimiento de la legislación migratoria en Hungría ha hecho saltar la alarma entre muchos de los refugiados que tenían previsto llegar a Alemania o Austria cruzando el país.  La Comisión Europea justificó los controles fronterizos , para los que se han movilizado a cientos de policías, por tratarse de una situación «excepcional».

Esto ha provocado que 25.000 personas hayan llegado en los últimos días a Serbia y pretendan llegar a su destino antes de este martes, cuando el Gobierno ultraconservador húngaro empezará a aplicar la ley que castiga con prisión a aquellos (incluso menores) que crucen la frontera sin documentación.

NUEVO RECORD

El sábado, 4.330 refugiados fueron detenidos por la policía al llegar de Serbia, lo que supone un nuevo récord de llegadas. Más de 1.000 de los retenidos son menores de edad. Para hacer frente a la oleada de refugiados que está llegando a Europa, la peor crisis migratoria desde la guerra de la ex-Yugoslavia en la década de los noventa, Alemania ha establecido un sistema de cuotas dentro de su propio país. El eficiente sistema alemán es conocido como la Fórmula de Königstein y consiste en la repartición de refugiados entre los 16 Estados federados basándose en la población y en los ingresos fiscales. Los que más reciben son Renania del Norte-Westfalia y Baviera.

El modelo que sigue Alemania sirve como laboratorio para demostrar que es posible repartir a los refugiados de forma equitativa para que todos los miembros europeos asuman su parte de responsabilidad. En el caso alemán las reticencias para ayudar a los recién llegados son menores y se deben a cuestiones más logísticas que ideológicas. Aunque los sectores más conservadores han criticado a Merkel por su política de acogida de refugiados, la reacción de la ciudadanía es más solidaria. Una encuesta de la televisión ZDF, muestra que la política de acogida del Ejecutivo de Merkel es bien recibida por la ciudadanía, que apoyó con un 66% la llegada de miles de refugiados de Hungría.