NUEVA CITA CON LAS URNAS EN EL PAÍS HELENO

Grecia vive la campaña electoral sumida en el desencanto

Varias personas pasan, sin mirarlo, por delante de un cartel electoral de Alexis Tsipras, en Atenas.

Varias personas pasan, sin mirarlo, por delante de un cartel electoral de Alexis Tsipras, en Atenas.

CLARA PALMA HERMANN / ATENAS

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«No creía que Syriza pudiera hacer mucho, pero confiaba en que Tsipras podría traer un acuerdo mejor, con desarrollo económico. Estoy muy desilusionado». A sus 22 años, Dimitris acaba de terminar la carrera y de lanzarse desesperado a la búsqueda de empleo. A pesar del escepticismo que le producen las condiciones del acuerdo, que califica de «pésimas» y de su propia indecisión -compartida con muchos de sus compatriotas-, cree que acabará por hacer de tripas corazón para volver a votar a Syriza. «Por desgracia me parece que ahora mismo no hay otra solución, y que tendremos que sobrevivir también a este tercer rescate», apunta.

En las calles de Atenas, las elecciones anticipadas -las segundas en lo que va de año- centran todas las conversaciones. A pesar de ello, se respira hartazgo. La vehemencia y la polarización del referendo de junio han dado paso al desencanto: para la mayoría, independientemente de su signo político, la salida de la crisis queda más lejos que nunca.

Son pocos los que, como Vasilikí, se mantienen optimistas. «No quiero perder la esperanza aún. Seis meses no son suficientes y Europa se ensañó (con Tsipras) porque no quieren que Grecia sea ejemplo para el resto de países», sostiene esta gerente de una academia de idiomas. Dice que no había otra opción que aceptar el acuerdo, a pesar de que quizá se podría haber presionado más en la negociación. «Todo el mundo comete errores. Sería injusto no darles una oportunidad», afirma.

DEBATES FRÍOS / Entretanto, la campaña electoral transcurre sin pena ni gloria. Los transeúntes pasan sin detenerse ante los desangelados puestos electorales. Incluso la pretendida novedad de los debates televisados entre líderes políticos han dejado fríos a los votantes.

«¿Quién ha sido el ganador del debate? El que se las ha apañado para no verlo», reza una broma que circula por internet. Es por ello que los analistas vaticinan que la abstención -siempre difícil de medir debido a la desactualización del censo electoral griego- alcanzará en este caso proporciones históricas.

Según las encuestas, la ventaja entre Syriza y los conservadores de Nueva Democracia oscila entre uno y cinco puntos. En cualquier caso, el partido de Tsipras se quedará lejos de la mayoría absoluta y los pactos se plantean complicados en un Parlamento fraccionado entre siete u ocho partidos. El hasta ahora socio de gobierno, Griegos Independientes, puede quedarse fuera, junto con Unidad Popular -la escisión de Syriza-. Todo apunta a que Amanecer Dorado seguirá en su tercer puesto.

CUENTAS QUE NO CUADRAN / Tsipras ya ha amagado con tenderle la mano a los socialistas del Pasok, pero aún así las cuentas seguirían sin salir. Muchos griegos sostienen que lo que se perfila es una gran coalición que englobe también a Nueva Democracia, tal y como reclama la formación conservadora. Un extremo que desde Syriza se han apresurado en todo momento a desmentir. Tasos, un activista fiel a Unidad Popular pronostica una coalición de esta índole. Syriza se hará de rogar, pero al final tendrá que aceptar un pacto porque el rescate es su creación, y tienen que apoyar esas medidas que firmaron a cuatro patas», sostiene este desempleado, que avisa: «Syriza se ha convertido en el nuevo Pasok».