UNA IMAGEN ICÓNICA

La historia del niño sirio que removió la conciencia europea

Aylan, de 3 años, y su hermano mayor Galip, de 5, ríen mientras juegan con un osito de peluche.

Aylan, de 3 años, y su hermano mayor Galip, de 5, ríen mientras juegan con un osito de peluche. / periodico

MARIA IGLESIAS / BARCELONA

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El miércoles se publicó una de las imágenes más desoladoras de la crisis migratoria que vive Europa: un niño sirio de apenas 3 años yace en una playa turca donde había sido arrastrado por las corrientes del mar en que se ahogó. Un símbolo del riesgo que miles de personas deciden asumir con el propósito de albergar una vida mejor lejos de sus países de origen y, tal vez, el principio del cambio en políticas migratorias.

La fotografía del niño, cuyo nombre era Aylan, en la playa y la del guardacostas turco llevándose el pequeño de la costa de Bodrum causó conmoción a nivel internacional, pero su historia y la de su familia es igual de triste.

El hermano de 5 años del pequeño, llamado Galip, y su madre, Rehan, también murieron al hundirse la diminuta balsa donde viajaban dirección a GreciaAbdullah, su padre, sobrevivió.

ÚNICA OPCIÓN

La familia Kurdi, de origen sirio, embarcó en un intento desesperado de huir de la violencia y llegar a Canadá, donde viven dos de los hermanos de Abdullah, a pesar de que les habían denegado la solicitud de asilo a este país.

La guerra civil que asola Siriaguerra civil  y que ha llevado a miles de personas a dejar el país ya había estallado cuando Aylan nació. Los bombardeos entre la guerrilla kurda y las milicias del Estado Islámico en su ciudad, la estratégica Kobani, al norte de Siria, son una constante desde principios de año. Para los kurdi solo había dos opciones: arriesgarse a emigrar o perecer de todos modos.

UN PADRE ROTO

"Mi esposa y mis hijos están muertos", eso es lo único que Abdullah pudo decir al comunicar su pérdida a sus hermanos. Ahora, según estos han explicado a los medios canadienses, lo único que desea es volver a su ciudad natal kurda y enterrar a su familia.

Teema Kurdi, la hermana de Abdullah, fue quién habló con la prensa para contar la terrible tragedia de esta familia. Ella es peluquera en Vancouver. Dejó Siria hace más de 20 años, donde ya existía una situación de terrible inestabilidad.

IMPOTENCIA ANTE EL DESTINO

"Llevaban tiempo queriendo huir de Siria. Junto con mis amigos y algunos vecinos les mandamos dinero para que pudieran emigrar", cuenta Teema. "Llegaron a Turquía y yo les pasaba una manutención. Pero es una barbaridad cómo tratan allí a los sirios y al resto de refugiados", asegura.

"Yo misma me encargué de tramitar su solicitud de asilo aquí, en Canadá, para que vinieran a vivir conmigo. Pero fue rechazada", explicó la mujer a la prensa. "Por eso decidieron subirse a esa barca", dice al derrumbarse.

DOS NIÑOS LLENOS DE VITALIDAD

La hermana de Abdullah cedió, además, dos fotografías de los pequeños. En ellas se puede ver a Aylan y Galip sonrientes y llenos de vitalidad. Hermanos, perfectos compañeros de juego, el orgullo de sus padres. Parecen felices, ajenos al horror que les rodea y, sobretodo, inocentes.

Los dos pequeños murieron junto con otras 10 personas al hundirse la embarcación donde viajaban, la cual zarpó desde Turquía en dirección a la isla griega de Kos. Entre los fallecidos también está su madre y otros tres niños más. Abdullah es uno de los pocos supervivientes.

CUMPLÍAN TODOS LOS REQUISITOS

La solicitud de asilo que presentó Teema, de haber sido aceptada, hubiera permitido a la familia Kurdi mudarse legalmente a Canadá.

Algunas de las condiciones para que la petición sea aceptada son el patrocinio de cinco ciudadanos canadienses que deben proporcionar apoyo financiero y una residencia, entre otros, a los solicitantes.

Además, solamente las personas que sean consideradas formalmente "refugiadas" por el país de destino tienen derecho a iniciar los trámites de esta solicitud.

DIFICULTADES PARA SER SOLICITANTES

La familia Kurdi cumplía todos los requisitos para obtener el derecho de asilo en Canadá, lo cual les hubiera salvado la vida a Aylan, a Galip y a su madre. Pero fue denegado.

Miles de sirios kurdos se quejan de las trabas que hay en estos trámites. En Turquía, la ACNUR ha denunciado las dificultades para que estas solicitudes sean procesadas desde los campamentos de refugiados.

Turquía tampoco facilita los visados de salida del país a aquellos que no tienen la ciudadanía.

SUEÑOS QUE SE AHOGAN

Galip y Aylan zarparon junto con sus padres de Akyarlar, el punto de la costa turca más cercano a Kos, llenos de esperanzas. Ahora, sus sueños yacen en el fondo del Mediterráneo, como los de más de 2.160 inmigrantes que han muerto intentando cruzar el mar este año en busca de una vida mejor.