VIOLENCIA EN ÁFRICA

Amnistía acusa a los cascos azules de la ONU de violar y asesinar a civiles en la República Centroafricana

La ONG pide investigar los hechos con urgencia y que los implicados sean suspendidos de inmediato

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Amnistía Internacional ha reclamado este martes investigar con urgencia la presunta implicación de cascos azules de las tropas de paz de las Naciones Unidas en la República Centroafricana en la violación de una niña de 12 años y los asesinatos de un joven de 16 años y su padre. Amnistía ha pedido que los implicados en estos crímenes sean suspendidos de inmediato. 

Los hechos tuvieron lugar los pasados 2 y 3 de agosto, cuando las fuerzas de mantenimiento de la paz de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de la ONU en la República Centroafricana (Minusca, por sus siglas en inglés) estaban llevando a cabo una operación para detener a un presunto delincuente en el enclave musulmán PK5, de Bangui, la capital del país.

"Nuestra evidencia sugiere fuertemente que un casco azul de la ONU violó a una niña y que las fuerzas de paz de la ONU mataron indiscriminadamente a dos civiles", ha dicho Joanne Mariner, asesora general de respuesta a las crisis de Amnistía Internacional, quien ha añadido que debe iniciarse con urgencia una investigación civil independiente y los implicados deben ser suspendidos inmediatamente durante la investigación. 

GRITOS Y VIOLENCIA

Amnistía Internacional, que entrevistó a 15 testigos después de los incidentes así como a la niña violada y a miembros de su familia, ha explicado que los hechos ocurrieron durante un registro domiciliario en el enclave PK5 de Bangui, cerca de las dos de la madrugada del 2 de agosto.

Según los testigos, los hombres de una familia fueron desalojados y las mujeres y los niños quedaron en una habitación. Los cascos azules gritaban y los menores lloraban en una escena bastante caótica, hasta que más tarde las mujeres se dieron cuenta de que una niña de 12 años había desaparecido.

La menor contó que se había escondido en un baño por miedo y que un casco azul la encontró allí, la arrastró y le dio una bofetada cuando comenzó a llorar. La llevó a una esquina del patio detrás de un camión y rasgó su ropa interior, tal y como ella misma mostró a Amnistía Internacional.

"Cuando grité, él me golpeó con fuerza y puso su mano sobre mi boca", relató la niña, quien añade "me tiró al suelo y se tumbó encima de mi". Posteriormente, una enfermera que examinó a la menor encontró evidencias médicas de haber sufrido un abuso sexual.

Un portavoz de la Minusca ha declarado a Amnistía Internacional que la operación en el enclave PK5 fue llevada a cabo por policías y gendarmes de Ruanda y Camerún pertenecientes a las fuerzas de paz de la ONU, y que un soldado camerunés murió y otros nueve soldados resultaron heridos durante los enfrentamientos armados con los residentes de este lugar en la mañana del 2 de agosto.

MUERTE DE CIVILES

A la mañana siguiente, las fuerzas de paz de la ONU volvieron a PK5. Un grupo de jóvenes había construido barricadas en la avenida principal para intentar bloquear la llegada de los cascos azules. Varios testigos comentaron a Amnistía Internacional que las tropas no estaban bajo ninguna amenaza, pero comenzaron a disparar indiscriminadamente en la calle, donde se produjeron asesinatos.

Balla Hadji, un camionero de 61 años, salió de casa al oír disparos mientras su hija había ido a visitar a un vecino y recibió un disparo en la espalda. Su hijo, Souleimane Hadji, de 16 años, corrió hacia su padre y fue tiroteado en el pecho. Un vecino que presenció los asesinatos dijo a Amnistía Internacional que "dispararon a todo lo que se movía".

La familia comentó a Amnistía Internacional que las fuerzas de paz de la ONU no ayudaron a transportar a padre e hijo al hospital. Balla perdió sangre muy rápidamente y murió en el acto, mientras que los vecinos lograron evacuar a Souleimane al hospital, pero falleció al día siguiente. 

FALTA DE RESPUESTA ADECUADA

La ONU ha sido criticada en los últimos meses por su falta de respuesta adecuada a las acusaciones de abuso sexual a menores por parte de las fuerzas militares internacionales en la República Centroafricana. 

A lo que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, respondió creando un grupo independiente para examinar las acusaciones de explotación abuso sexual de miembros de Naciones Unidas y hacer recomendaciones de cómo responder a acusaciones similares en el futuro. 

"Estas acusaciones de violación y asesinato indiscriminado cometidos por tropas de la ONU son apoyadas por evidencia física y múltiples relatos de testigos. Tiene que haber una investigación pronta y exhaustiva por una autoridad civil competente y la niña debe recibir pleno apoyo, incluida la atención médica y psicológica", ha añadido Mariner.