La suspensión de pagos

Grecia es el primer Estado de la UE que deja de pagar al FMI

Christine Lagarde y Yanis Varoufakis, la semana pasada, en Bruselas.

Christine Lagarde y Yanis Varoufakis, la semana pasada, en Bruselas.

OLGA GRAU
BARCELONA

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el último volumen de Decisiones y Documentos del Fondo Monetario Internacional del 31 de diciembre del 2013 cuenta con más de mil páginas que recogen el funcionamiento de la institución según las interpretaciones y resoluciones del consejo de gobierno. Este manual, en su página 912, incluye el procedimiento que se aplica a un país miembro cuando deja de pagar y se convierte en moroso. Es un documento poco difundido entre la opinión pública porque desde el año 2001 ningún país había dejado de satisfacer sus cuotas al FMI. Ese año fue el régimen de Robert Mugabe en Zimbabue, precedido seis años antes por el régimen talibán de Afganistán (1995).

Grecia ha entrado a formar parte de una lista de morosos formada por 27 estados, en su mayoría azotados por conflictos y guerras (República Centroafricana, Yugoslavia, Bosnia-Herzegovina, República Dominicana, Irak y Haití, entre otros). El Estado gobernado por Alexis Tsipras tiene el triste honor de ser el primer país de la UE  -el FMI es anterior, tiene 71 años- que impaga una deuda. Una situación que amenaza con dañar la credibilidad de la institución que dirige Christine Lagarde. En los últimos meses, países no europeos han criticado al fondo por un presunto trato de favor a Grecia que consistiría en permitirle agrupar pagos en un solo plazo en junio, un sistema que se empleó por última vez con Zambia en la década de los 80. El FMI atraviesa además por un momento delicado por la presión de países como Brasil y China, que en la reforma del 2010 no lograron más derechos de voto.

En la madrugada del martes, el FMI lanzó un breve comunicado en el que confirmó lo que ya se daba por descontado: el impago de 1.600 millones de euros por parte de Grecia. En ese momento, el reloj para expulsar al país de la institución empezó a andar. Según el procedimiento del FMI, el organismo enviará a Grecia en los próximos días, si no lo ha hecho ya, un requerimiento urgente para instarle a que pague.

A partir de que el país incumple un plazo, el FMI considera que este ha entrado en mora y usa la palabra inglesa arrear (retraso en el pago) en vez de default (impago o suspensión de pagos). Si el impago no supera los seis meses, el FMI lo sigue considerando un retraso, una fórmula que le permite mantener una elevada calificación crediticia y su estatus de acreedor preferente.

Sin embargo, desde el martes Grecia tiene el grifo de la financiación del FMI cerrado y pierde la posibilidad de acceder a los 16.000 millones de euros que quedan del programa de asistencia del FMI que no expiraba hasta el primer trimestre del 2016.

Dentro de dos semanas, la institución que dirige Christine Lagarde volverá a requerir el pago, esta vez con una carta dirigida al representante del país en el consejo de gobierno del FMI, que en el caso de Grecia son dos: el ministro de Economía y Finanzas Yanis Varoufakis y el gobernador del Banco de Grecia Yannis Stournaras. Pasado un mes, Lagarde notificará formalmente el atraso al consejo ejecutivo del FMI. El calendario del proceso es muy detallado y va endureciendo las medidas. A los 18 meses del impago, Grecia perderá los derechos de voto y su representación en el consejo de gobierno del FMI. A los 24 meses, el país será expulsado como Estado miembro.

Sin embargo, la situación de Grecia se puede reconducir si paga su deuda en las próximas semanas o si alcanza un acuerdo con las instituciones acreedoras para avanzar hacia un tercer rescate. Atenas carece de medios para afrontar el pago de 12.000 millones previsto entre los meses de julio y agosto. La primera prueba de fuego será el pago de 3.500 millones de euros el 20 de julio al BCE.