¿Quiénes son los rohingyas?

La minoría musulmana es repudiada en Birmania, donde viven en condiciones de 'apartheid'

Un grupo de musulmanes rohingyas en una patera a su llegada a Tailandia.

Un grupo de musulmanes rohingyas en una patera a su llegada a Tailandia. / EFE

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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El destino parece menos sombrío para los rohingyas después de que la prensa cumpliera uno de sus funciones principales. Han sido necesarias miles de fotografías e imágenes en los informativos globales que remiten a las tragedias más indignantes de la Historia moderna para que el mundo conociese el drama rohingya y los gobiernos involucrados se abochornaran. Nadie quiere ser señalado en horario de máxima audiencia.

Los rohingyas son musulmanes y eso cotiza bajo en la bolsa de las afecciones globales: basta con comparar la atención que reciben la represión tibetana uigur en China, las portadas del Dalai Lama y las de Rebiya Kadeer. Los rohingya esperan que algún famoso adopte su causa para sacarlos del ostracismo mientras muchos políticos y artistas, con Bono de U2 a la cabeza, se fotografían con la líder birmana Aung San Suu Kyi. La Nobel de la Paz se desentendió del problema rohingya alegando que son extranjeros y también son repudiados por otros grupos musulmanes en Myanmar.

Los rohingya son descendientes de comerciantes árabes. Han vivido durante siglos en Myanmar aunque en la práctica carecen de Estado. La antigua Birmania les niega la nacionalidad y los considera inmigrantes bangladesís ilegales porque no han podido acreditar que estuvieran antes de 1823 (primera guerra contra los ingleses) como exige la ley. Más de 1,3 millones de ellos viven en condiciones de apartheid, especialmente en la provincia de Rakhine. Tampoco los reconoce Bangladesh, donde han emigrado durante décadas hasta alcanzar una comunidad de 300.000 habitantes sin derecho a la educación ni a la sanidad.

Limpieza étnica

Las organizaciones de derechos humanos han acusado a Myanmar de alentar la lucha entre la mayoría budista y la minoría rohingya en una campaña de limpieza étnica. Contra la pobreza y el exterminio solo les queda la huida a cualquier lado y ahí llegan los traficantes de personas prometiéndoles una vida mejor. Más de 120.000 han escapado de Myanmar desde los enfrentamientos de 2012 que dejaron más de 200 muertos en Rakhine, según la ONU, que los considera una de las minorías más castigadas del mundo. Cientos mueren cada año en el mar.

La crisis actual ha sido provocada por la lucha que al fin se han decidido a librar las autoridades tailandesas contra las mafias después de recibir acusaciones de connivencia. La policía ha descubierto varios campos donde los emigrantes se hacinaban en espera de un destino final y con numerosas fosas. Con la imposibilidad de desembarcarlos ahí, los traficantes han abandonado los barcos y dejado su carga a la deriva.