Salmond: «El león escocés ruge en todo el país»

Una exultante Nicola Sturgeon celebra los grandes resultados del SNP, ayer.

Una exultante Nicola Sturgeon celebra los grandes resultados del SNP, ayer.

MONTSERRAT RADIGALES / EDIMBURGO

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«El león escocés ruge esta mañana en todo el país», afirmó ayer un eufórico Alex Salmond, quien hasta el pasado septiembre fue el líder del Partido Nacional Escocés (SNP) y jefe del Gobierno autónomo. Salmond -que en las elecciones del jueves ganó con absoluta comodidad (47,7% de los votos) el escaño de la circunscripción por la que competía en la periferia de Aberdeen- se pondrá ahora al frente del bloque de 56 diputados que el SNP tendrá en la Cámara de los Comunes después de la aplastante victoria electoral de los nacionalistas escoceses.

La confrontación entre Salmond y el reelegido primer ministro conservador, David Cameron, promete jornadas memorables en el Parlamento de Westminster. Convertido en la tercera fuerza de la Cámara y con un Partido Laborista humillado encabezando la oposición, el SNP tendrá un peso político y moral indudable.

PROMESA

La cuestión escocesa no está cerrada ni mucho menos y no resulta extraño que Cameron se apresurara ayer a prometer para Escocia «la autonomía más fuerte de todo el mundo con importantes poderes fiscales». La pregunta que está en boca de todos es cuánto tardará el SNP en impulsar un nuevo referéndum de independencia.

La actual líder nacionalista y jefa del Gobierno de Escocia, Nicola Sturgeon, insistió ayer en que la independencia escocesa no es lo que estaba en juego en estas elecciones y no es ahora la prioridad, pero tampoco cerró ninguna puerta. «Ni siquiera un Gobierno mayoritario conservador puede ignorar lo que ocurrió en Escocia ayer [por el jueves]. Ha habido un voto aplastante para que Escocia tenga una voz más fuerte en Westminster y un voto aplastante contra la austeridad», afirmó.

La gran incógnita es ahora si el SNP incluirá la convocatoria de un segundo referéndum en el programa electoral para las elecciones al Parlamento escocés, previstas para mayo del año que viene. Sturgeon eludió ayer la cuestión cuando se lo preguntaron. Pero añadió: «Si alguna vez tiene que haber otro referéndum, la gente tendrá que votar por ello en las elecciones escocesas».

SOLO PARA GANAR

«El SNP no quiere hacer un referéndum, quiere ganar un referéndum», dijo de madrugada en una mesa televisiva de análisis electoral el exdiputado Gordon Wilson, que lideró el partido durante toda la década de los 80. Muchos coinciden en que, tras la experiencia del pasado septiembre, cuando una mayoría de votantes rechazó la independencia, los nacionalistas escoceses no convocarán otro plebiscito sin tener la seguridad de ganarlo.

En cualquier caso, está por ver qué ocurriría si dentro de un año el SNP arrasa también en las elecciones escocesas.

Lo que con toda seguridad rompería las reglas del juego es que, en el referéndum que Cameron piensa realizar sobre la Unión Europea (UE), una mayoría en el conjunto del Reino Unido votara a favor de abandonar el club de Bruselas en contra de la posición mayoritaria de los escoceses. «La economía escocesa depende mucho de la presencia en la UE. Abandonarla conduciría al desastre», subrayó Wilson.

El vendaval nacionalista pulverizó el jueves en Escocia a todos los demás partidos. Los laboristas, que con 41 diputados eran hegemónicos, los perdieron todos menos uno. Ni siquiera su líder, Jim Murphy, diputado durante 18 años, pudo mantener su escaño. Igual ocurrió con los liberaldemócratas que siempre habían dominado el norte de Escocia.