La electricidad del doctor Pearson

Frederick Stark Pearson, a la izquierda, en una de sus estancias en Tremp, en 1914.

Frederick Stark Pearson, a la izquierda, en una de sus estancias en Tremp, en 1914.

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La prensa norteamericana destacó entre las víctimas del Lusitania al millonario Alfred G. Vanderbilt, la escritora feminista Alice Moore Hunnard, el productor de Broadway Charles Forman y una médium espiritista, pero en lo que respecta a Catalunya el más famoso de los fallecidos fue el ingeniero norteamericano Frederick Stark Pearson, que viajaba en el transatlántico torpedeado en compañía de su esposa, Mabel.

Pearson, fundador de la Barcelona Traction Light and Power Company, más conocida como La Canadiense, había impulsado empresas de energía hidroeléctrica en distintos países y viajó por primera vez a Catalunya en junio de 1911, cuando el ingeniero Carlos Montañés le habló de un proyecto para electrificar Barcelona.

Cuando, al poco de llegar, Montañés le llevó en coche al Tibidabo y le mostró las humeantes chimeneas de las fábricas del Poblenou, Sants, Hostafrancs y el Paral·lel, que en aquel tiempo funcionaban con carbón, Pearson lo vio claro. «Me quedo con el proyecto», le dijo. «Ya no se encuentran perlas como esta en el mundo. Pronto haremos de Barcelona una ciudad más grande que Buenos Aires».

 

El plan de Pearson para electrificar Catalunya consistía en construir grandes presas en el Pirineo para obtener energía de los saltos de agua y enviarla a Barcelona mediante líneas de alta tensión. El negocio se completaría con la compra de la compañía de tranvías y del ferrocarril de Sarrià, consumidores de la energía obtenida.

La ordenación del territorio que Pearson tenía en mente contemplaba también la construcción de un túnel que salvaría la barrera de Collserola; así podría conectar por tren Barcelona con las fábricas del Vallès. En los bosques de Collserola previó la construcción de urbanizaciones a la inglesa, con casita y jardín, como La Floresta Pearson, bautizada en su honor en 1922.

Una vez reunido el dinero necesario, Pearson actuó deprisa. En diciembre fundó en Toronto la Barcelona Traction y planeó construir la primera presa cerca de Tremp. Con este objetivo compró las tierras afectadas y contrató a miles de obreros llegados de toda España, con lo que Tremp se convirtió en una especie de poblado del Far West, con ingenieros norteamericanos que vivían en un recinto propio y una gran masa obrera que alquilaba habitaciones.

Las obras eran faraónicas, pero Pearson hizo un total de siete viajes a Catalunya para comprobar que todo iba según lo previsto. En junio de 1914, sin embargo, el estallido de la primera guerra mundial supuso el fallo de los suministros y el freno de las obras de una presa que tenía que ser la más grande de Europa de la época.

La asamblea a la que nunca llegó

Cuando el 7 de mayo de 1915 Pearson embarcó en Nueva York en el Lusitania lo hizo para poder asistir a la asamblea general de accionistas de la Barcelona Traction, convocada en Londres para desbloquear la situación y poder continuar las obras en Tremp. Era consciente del peligro que corría, pero también sabía que su ambicioso proyecto en Catalunya requería su presencia en Europa. Por desgracia, nunca llegó a Londres. Él y su esposa fallecieron en el naufragio.

Cuando el 9 de mayo el diario barcelonés La Publicidad dio la noticia del desastre del transatlántico, destacó la muerte de Pearson y añadió: «El doctor Pearson muere en el momento en que más indispensables eran su talento y actividad para la terminación de las obras empezadas (…) De todas suertes su obra quedará, pues la cuantía de los capitales empleados es garantía de que, por lo menos, las obras empezadas lleguen a feliz término».

 

Las obras del pantano de Sant Antoni, en Tremp, pudieron reanudarse, ya sin Pearson, en julio de 1915 y la retención de aguas se completó el 24 de mayo de 1916. Poco después, la energía hidroeléctrica a gran escala ya era una realidad en Catalunya, con lo que las fábricas de Barcelona dejaron de depender del carbón importado.

En cuanto al proyecto de Pearson de tren del Vallès, a finales de 1916 circuló el primer ferrocarril por el túnel de Vallvidrera hasta la estación de Les Planes. La gran obra de Pearson se vio así completada un año después de su muerte.

En 1948, después del parón de la guerra civil, un juzgado de Reus decretó la quiebra de la Barcelona Traction. Uno de los denunciantes era el millonario franquista Juan March. La batalla jurídica se prolongó hasta febrero de 1970, cuando el Tribunal de la Haya dio la razón a Fecsa, la empresa fundada por March como continuación de la Barcelona Traction creada en 1911 por Pearson.