INICIATIVA POLÍTICA

Francia relanza el debate sobre el voto obligatorio

EVA CANTÓN / PARÍS

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Tras los atentados yihadistas del pasado mes de enero, François Hollande encargó a los presidentes de la Asamblea Nacional y del Senado elaborar una batería de propuestas para mejorar la adhesión de la ciudadanía a los valores republicanos. Socialista el primero y conservador el segundo, Claude Bartolone y Gérard Larcher, han trabajado por separado y entregado este miércoles al presidente francés sus respectivos informes.

De las 61 medidas que plantea el presidente de la Asamblea Nacional, hay una que ha reabierto un viejo debate en Francia: que el voto sea obligatorio en todas las elecciones para combatir la alta abstención observada en cada cita con las urnas. En los comicios departamentales de finales de marzo fue del 50%.

Coincidiendo con la presentación del informe de Bartolone, la Fundación Jean Jaurès ha publicado un sondeo según el cual el 56% de los franceses vería bien instaurar el voto obligatorio, aunque la clase política duda de que con ello se ponga remedio a la desafección ciudadana.

Uno de los argumentos esgrimidos por el presidente de la Cámara baja para defender la medida es que la participación en las elecciones supera el 70% en los países donde no acudir a las urnas es objeto de sanción, como ocurre en la vecina Bélgica.

 "La ciudadanía es un derecho, pero también un deber", señala el informe, que recuerda que el Partido Socialista ya presentó un proyecto de ley al respecto en el 2003. No obstante, incluso en las filas socialistas hay quien muestra escepticismo.

 "Puede que permita luchar contra la abstención, pero hay que darse cuenta de que el mal es más profundo. Cuando hay un paro del 50% entre los jóvenes, no deberíamos sorprendernos de que la abstención vaya en aumento", ha alertado el alcalde socialista de Lyon, Gérard Collomb, en iTele..

EDUCAR A LAS ELITES

Por lo demás, los informes de Bartolone y Larcher coinciden en constatar el riesgo de que Francia se encierre en sí misma y caiga en la tentación del "comunitarismo". Pero las respuestas que ofrecen al reto de la integración divergen. El senador de la UMP opta por un mayor control de los flujos migratorios, reforzar la autoridad de los centros escolares y lanzar un diálogo "franco" con el islam francés.

El diputado socialista ve las cosas de otra manera. En lugar de hablar de inmigración, religión o laicismo, apuesta por dar un baño de realidad a los alumnos de los elitistas centros educativos, como la famosa Escuela Nacional de Administración (ENA) de la que salen la mayoría de los políticos franceses, e incluir en su proceso formativo seis meses de servicio cívico en zonas problemáticas.

"Si no cambiamos nuestras élites, reproducirán la misma política. Si no están acostumbrados a conocer la vida real de la gente, incluyendo las dificultades de las zonas rurales y los barrios de las ciudades, repetirán la misma política", ha señalado el presidente de la Asamblea Nacional.