LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

La carta hispana

El senador Marco Rubio, hijo de cubanos, anuncia su candidatura y se postula como la opción de renovación en el Partido Republicano

El senador Marco Rubio.

El senador Marco Rubio.

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Horas antes de anunciar públicamente su candidatura como aspirante republicano a la Casa Blanca --la tercera oficial tras las de Ted Cruz Rand Paul--, el senador de Florida Marco Rubio confirmó sus planes a un grupo de donantes. Ante ellos criticó a Hillary Clinton como «una líder del pasado», un dardo contra la demócrata que era de esperar. Indirectamente, no obstante, el veneno también iba dirigido al hombre que fue su mentor político y que casi con toda seguridad será su máximo y más complicado rival en las primarias conservadoras: Jeb Bush.

Atacando antes de que empiece la pelea intestina --en la que el gobernador de Wisconsin Scott Walker apunta a ser su otro gran contrincante-- Rubio delineaba su estrategia. A sus 43 años (19 menos que Bush), piensa jugar la carta de la juventud. Tras una meteórica carrera que le llevó a convertirse en el primer cubano-estadounidense que presidió la cámara baja estatal en Florida y que en el 2010 le sentó en el Senado en Washington, quiere llegar más alto. Y se vende como la opción de las nuevas generaciones. «Por primera vez en mucho tiempo el Partido Republicano tiene oportunidad de ser el partido del futuro», dijo este lunes.

Rubio usa también sus raíces. El anuncio oficial lo hacía en la Torre de la Libertad de Miami, donde se procesaron los papeles de miles de cubanos que se exiliaron tras el triunfo de la revolución. Y aunque se vio obligado a corregir su historia familiar tras revelaciones periodísticas de que sus padres salieron de la isla dos años y medio antes de que Fidel Castro llegara al poder, nada evita que siga jugando esa carta. Sería el primer presidente hijo de refugiados (aunque no lo fueran tanto) y no hay mensaje mejor para alguien que identifica en cosas como esa «la grandeza de América», que se ha puesto como meta «recuperar».

Aunque algunos sondeos tempranos le dan pocas opciones --en algunos casos tan bajas como el 6%-- para muchos analistas es el tercer candidato con más opciones tras Bush y Walker. El primero (que una vez definió a su delfín como un «gran guerrero conservador») le lleva gran ventaja a la hora de recaudar fondos, pero frente al segundo es menos duro en lo fiscal y económico.

HALCÓN 2.0

La gran ventaja de Rubio frente a Paul, el otro aspirante a movilizar el voto joven para los conservadores, es su contundencia en política exterior. En el Comité de Relaciones Internacionales del Senado (donde estará hoy para apoyar la legislación que busca imponer restricciones al pacto nuclear con Irán), Rubio es el halcón 2.0, ya sea respecto a TeheránRusia, Siria, Venezuela Cuba. Y él fue quien acusó a Obama de «consentir a dictadores y tiranos».

Rubio se proclama también capaz de unir facciones pero su relación con el Tea Party que le ayudó a llegar al Senado se ha deteriorado. No gustó que formara parte del grupo de ocho congresistas bipartidistas que elaboraron una propuesta de reforma de la inmigración y, aunque luego Rubio intentó alejarse, aquello le persigue. Será un reto en primarias, pero si llega a lograr la nominación le ayudaría a conseguir parte del voto hispano que tanto busca su partido.