LA VIOLENCIA YIHADISTA

El Estado Islámico firma la masacre de Túnez

Un agente de seguridad hace guardia frente al museo del Bardo, ayer.

Un agente de seguridad hace guardia frente al museo del Bardo, ayer.

BEATRIZ MESA / TÚNEZ

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Era solo una cuestión de tiempo. No había dudas de que la sombra del llamado Estado Islámico (EI) estaba detrás del atentado terrorista contra el Parlamento y el Museo Nacional del Bardo, que el miércoles segó la vida de 23 personas, entre ellas 20 turistas de diversas nacionalidades. Nada más conocerse la reivindicación del ataque, los cientos de tunecinos que se agolparon a las puertas del museo para expresar un sentimiento de solidaridad con las víctimas del terror levantaron un furioso grito de dolor e indignación.

«¡Os vamos a vencer! ¡Asesinos!», se oyó en alusión a los terroristas que perpetraron un ataque como los que se han repetido en otros escenarios del Sahel y con una fijación por los turistas. Este atentado constituye un revés irremediable a corto plazo, por el daño al turismo, y también a largo plazo para un país aún frágil en el que florece a una nueva y plena democracia tras el levantamiento popular, hace cuatro años contra el régimen dictadorial de Zine El-Abidine Ben Alí.

ALERTA MÁXIMA EN EL PAÍS

Los terroristas del Estado Islámico volvieron a recurrir a una grabación de audio difundida en internet, su principal ventana de captación de combatientes, para jactarse del «éxito» en el Museo del Bardo de dos de sus muyahidines identificados como Abú Zakaría al Tunisi y Abú Anás al Tunisi, «dos caballeros del Estado Islámico», según la grabación, que recibieron formación militar en los campos de entrenamiento de yihadistas situados en el sur de Libia. Ambos son tunecinos, según el primer ministro del país, Habib Essid, consciente de que sus compatriotas conforman uno de los contingentes más nutridos de terroristas extranjeros en Siria, Irak y Libia.

El audio ha encogido el corazón del pueblo tunecino y pone en máxima alerta a los cuerpos y fuerzas de seguridad tras la amenaza «de más ataques en el corazón de los infieles y los cruzados». «Esto no ha sido más que el principio. No disfrutaréis ni de paz, ni de seguridad. Es la primera gota de la lluvia», concluyó el mensaje aterrador.

UNIDAD CIVIL

«No nos vamos a rendir. Ellos nos han declarado la muerte pero nosotros hemos elegido la vida», rezaba uno de los eslóganes en la concentración de ayer, donde se sintió la unidad de la sociedad civil frente al terrorismo. Coronas de flores y velas alrededor de los intactos restos de sangre de las víctimas terminaban de rendir un especial y emotivo homenaje.

Anoche, la investigación policial sobre el atentado seguía abierta después de que fueran arrestados nueve cómplices de los dos agresores. El Gobierno confirmó que cuatro de los detenidos están directamente involucrados en el ataque terrorista y los cinco restantes pueden tener conexiones con ese grupo yihadista, según informó la prensa local citando fuentes oficiales.

CÉLULAS MINORITARIAS

Desde el Ministerio de Sanidad de Túnez elevaron ayer de 19 a 23 el número de víctimas mortales en el atentado, de las que 20 son extranjeros y tres son de nacionalidad tunecina. Entre los fallecidos figuran turistas de España -una pareja de jubilados catalanes, de Barcelona-, Polonia, Japón, Francia, Colombia, Reino Unido y Bélgica. La mayoría descendieron de un crucero por el Mediterráneo.

El presidente de la República tunecina, Beji Caid Essebsi, de 88 años, dirigió un mensaje, a través de una televisión local, pidiendo a la comunidad internacional «salvar a Túnez» de la situación por la que está atravesando. «Lucharemos contra ellos sin misericordia», dijo.

«Los tunecinos están en guerra contra el terrorismo. Estas células minoritarias y bestiales no nos derrotarán. Emergeremos victoriosos», añadió Essebsi, que asumió el puesto en diciembre y prometió que su país mantendrá la democracia y luchará hasta «acabar con estos traidores».