ESPRINT FINAL DEL JEFE DE LA CASA BLANCA

Obama centra en la clase media su agenda poscrisis

Optimista y ambicioso en sus progresistas propuestas, reta a los republicanos en su penúltimo discurso sobre el estado de la Unión

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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"La sombra de la crisis ha pasado. Hemos salido de la recesión más libres que cualquier otra nación de la Tierra para escribir nuestro propio futuro. Ahora podemos elegir quiénes queremos ser los próximos 15 años y por décadas". Con este preámbulo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ofreció anoche (madrugada en España) su sexto y penúltimo discurso sobre el estado de la Unión, una intervención en la que se mostró optimista sobre la recuperación, ambicioso al delinear una agenda progresista centrada en ayudar a la clase media y desafiante con los republicanos que ahora controlan las dos cámaras del Congreso.

Atrás ha quedado la abrumadora victoria de los conservadores en las elecciones de noviembre y cualquier duda de que Obama hubiera interpretado esos resultados como una crítica a sus políticas. Ayer se armó con cifras como las de creación de empleo, hablando de "11 millones de puestos de trabajo en los últimos cinco años" y "más gente de vuelta al trabajo desde el 2010 que en Europa, Japón y todas las economías avanzadas juntas". También con la reducción del déficit o el 'boom' energético de EEUU, Y con eso cuestionó el pesimismo y los agoreros presagios que durante años han hecho los republicanos.

Recordó no sin cierta altanería que no le quedan más elecciones a las que presentarse ("lo sé porque he ganado las dos") y usó el púlpito para plantear sus propuestas de "economía de clase media", que definió como la idea de que "el país va mejor cuando todo el mundo tiene una oportunidad justa, todo el mundo hace la parte que le toca y todo el mundo juega con las mismas reglas".

MÁS IMPUESTOS PARA LOS MÁS RICOS

La idea básica detrás de la propuesta de Obama, como ya había avanzado la Casa Blanca este fin de semana, es subir los impuestos a los más ricos (con tasas sobre plusvalías y dividendos y sobre herencias) y a las grandes instituciones financieras y con esos ingresos invertir en ayudas a la clase media. En su discurso de anoche, no repitió los detalles económicos de esos nuevos impuestos, pero sí dedicó tiempo y esfuerzo en explicar a qué se destinarán los 320.000 millones que se recaudarían en una década.

Ahí entran desde las ayudas para el cuidado infantil (en las que quiere ofrecer desgravaciones de hasta 3.000 dólares por niño y año) hasta las bajas por maternidad (recordó que EEUU es el único país desarrollado que no las tiene) o por enfermedad (que 43 millones de estadounidenses no pueden coger).

En su plan entra también la lucha por el salario igualitario y por el aumento del salario mínimo, otro capítulo en el que Obama (que abogó también "por leyes que refuercen a los sindicatos") fue desafiante con los republicanos, a los que dijo: "Si de verdad creen que pueden trabajar a tiempo completo y mantener a una familia con menos de 15.000 dólares al año vayan y prueben a hacerlo".

La propuesta de Obama incluye, además, la promesa de intentar hacer el acceso a la universidad gratuito y universal, un plan que facilitaría dos años de estudios en los community colleges, las universidades públicas estatales y locales donde estudian el 40% de los estadounidenses.

RECHAZO REPUBLICANO

A Obama parece importarle poco que el Congreso republicano no vaya a dar luz verde a su presupuesto o a la reforma fiscal que propone. Ayer estaba marcando una agenda que puede definir su legado y que pone a los republicanos en la incómoda situación de frenar medidas de apoyo a los ciudadanos de a pie cuando está a solo unos meses el inicio de la campaña electoral para las presidenciales del año que viene.

El reto de Obama no se centró, además, exclusivamente en esa batalla por la clase media. La extendió a las infraestructuras y al cambio climático, aprovechando también para lanzar duros ataques a los conservadores. Al "no soy científico" al que los republicanos negacionistas recurren con frecuencia, por ejemplo, les contestó: "yo tampoco pero conozco muchos buenos".

Hablaba un presidente confiado y decidido, que defendió sus acciones ejecutivas para reformar la inmigracion y restablecer las relaciones con Cuba y prometió usar el veto cuando sea necesario ante el nuevo Congreso conservador para "no dar pasos atrás", ya sea en temas medioambientales o en su reforma sanitaria o en temas de política exterior, que dejó para la segunda parte de su discurso.

También para el final dejó otros temas que forman parte de su agenda progresista pero por los que esta vez pasó de puntillas, incluyendo el matrimonio gay, aunque volvió a defenderlo, y en las redes sociales latió la decepción por el escaso abordaje que hizo a las tensiones que se han disparado por las muertes en los últimos meses de negros desarmados a manos de policías blancos exonerados.

Aunque Obama incluyó palabras de diálogo y cooperación con los republicanos tanto el tono del discurso como el contenido hacen augurar pocos cambios en la polarización y la división que han dominado Washington en los últimos años. Inmediatamente tras el discurso, además, la reacción republicana demostró el rechazo inmediato de los conservadores a la agenda marcada por el presidente.