DISCURSO SOBRE EL ESTADO DE LA UNIÓN

Obama diseña un plan para subir los impuestos a los ricos

Barack Obama camina por los jardines de la Casa Blanca, la pasada semana.

Barack Obama camina por los jardines de la Casa Blanca, la pasada semana.

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Con sus acciones ejecutivas respecto a la inmigración y a CubaBarack Obama había demostrado que se niega a ser un presidente 'pato cojo', aunque haya tomado posesión un nuevo Congreso bajo control de los republicanos con el que tendrá que lidiar hasta el fin de su mandato. Este martes, cuando pronuncie un discurso sobre el Estado de la Unión que va a incluir una llamada para reformar el código fiscal y subir los impuestos a los más ricos de Estados Unidos y a las entidades financieras que más riesgos toman, subirá un grado más esa determinación, se posicionará como el adalid de la clase media en una sociedad cada vez más consciente de los peligros y la injusticia de la desigualdad y marcará el debate que va a dominar la campaña para buscarle sustituto.

La propuesta de Obama la ha avanzado ya la Casa Blanca. Plantea subir casi cinco puntos los impuestos sobre plusvalías y dividendos para las familias que ingresen más de medio millón de dólares. Asimismo, intenta cerrar uno de los llamados «agujeros» del código fiscal haciendo que dejen de estar exentos de tributación la transmisión de herencias. El tercer eje es imponer nuevas tasas a las cerca de 100 entidades financieras que tienen activos de más de 50.000 millones.

El plan ayudaría a ingresar en la próxima década 320.000 millones de dólares en las arcas públicas. De estas, a su vez, saldrían 175.000 millones en recortes de impuestos a la clase trabajadora a través de iniciativas como elevar las ayudas fiscales a familias en que los dos padres trabajan, incrementar los subsidios para educación y cuidado infantil y subir los incentivos para destinar más ahorros a planes de jubilación.

MATEMÁTICA POLÍTICA

Obama presenta una matemática casi perfecta hecha con una calculadora no solo financiera sino también y quizá sobre todo política. Partes de la propuesta --como la tasa a los bancos-- se han leído antes en documentos preparados por los republicanos, que hasta ahora habían señalado la reforma del código fiscal como un área de potencial colaboración con el presidente. Los conservadores, además, no le pueden acusar de crear nuevos programas que aumenten el papel y el tamaño del gobierno, su demonio más odiado.

Prácticamente nadie se llama a engaño. Las perspectivas de que la propuesta de Obama salga adelante en el Congreso republicano son prácticamente nulas. Se espera que los conservadores le denuncien por intentar lanzar «una guerra de clases» y ya el sábado, ante las primeras noticias sobre el plan, el senador republicano Orrin Hatch (que preside el Comité Financiero de la cámara), acusó a Obama de «abofetear a los pequeños negocios, ahorradores e inversores». El discurso crítico puede ser similar esta noche, cuando han encargado la respuesta republicana a Joni Ernst, la nueva senadora de Iowa.

LEGADO Y PARÁLISIS

Nada, no obstante, va a frenar a un Obama empeñado en marcar su legado y en dejar a los republicanos en evidencia si mantienen la parálisis que ya impusieron cuando solo controlaban la Cámara Baja.

Él, por fin, puede apoyarse en datos macroeconómicos para mostrar el éxito de su política económica desde que llegó al Despacho Oval y ofrecer lo que alguien ha descrito como «la primera propuesta de la era post-recesión, del post-pánico».

CREACIÓN DE EMPLEO

El año pasado, por ejemplo, EEUU volvió por primera vez a niveles de creación de empleo que no se veían desde 1999 y el paro ha descendido hasta el 5,6%, un porcentaje propio de antes de la crisis.

El presidente, no obstante, es consciente de que muchos ciudadanos aún no sienten la recuperación y sabe que los salarios estancados son igual de reales y problemáticos. Como dijo una fuente de su Administración al explicar las propuestas, «la clase media aún tiene que experimentar la prosperidad que muestra la recuperación».