EN EL LUGAR DEL CRIMEN

"¿Charlie Hebdo es aquí?"

Los asesinos habían planeado sus objetivos y actuaron con total determinación y frialdad

Dos sospechosos: Saïd y Cherif Kouachi.

Dos sospechosos: Saïd y Cherif Kouachi.

E. C. / PARÍS

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Todo comenzó hacia las 11.20. Tres hombres encapuchados, vestidos de negro y armados de kalashnikov, se presentaron en el número 6 de la calle Nicolas-Appert, en el distrito 11 de París, donde se encuentran los archivos del semanario satírico Charlie Hebdo, famoso por haber reproducido en el 2006 las caricaturas de Mahoma publicadas por la prensa danesa que atizó la ira del mundo árabe.

«¿Es aquí Charlie Hebdo?», gritaron. Se dieron entonces cuenta de que estaban en la dirección equivocada y se dirigieron al número 10 de la misma calle, sede de la revista. Desde las 10 de la mañana, como cada miércoles, la redacción estaba reunida para preparar su número semanal. Allí preguntaron en la recepción a dos hombres del personal de limpieza dónde estaban los locales de Charlie Hebdo. Uno de los agresores abrió fuego y mató a uno de ellos. Luego subieron al segundo piso, entraron en la sala de redacción y, segun un testigo, volvieron a disparar al grito de «Alá Akbar» (Alá es grande) y proclamando que querían «vengar al profeta».

 

Tenían perfectamente planeados sus objetivos, sabían a quién disparar. La dibujante Corinne Rey, Coco, testigo de la dramática secuencia, relató a L'Humanité que los asaltantes hablaban perfecto francés y dijeron ser miembros de Al Qaeda. Coco contó que había salido a recoger a su hija a la guardería y «al llegar a la puerta del edificio del periódico dos hombres encapuchados y armados nos han amenazado brutalmente», afirmó. «Quería entrar, subir. He tecleado el código. Han disparado contra Wolinski, Cabu (...) ha durado cinco minutos», explicó, citando a dos de los dibujantes asesinados. «Me he escondido debajo de un escritorio (...) hablaban perfecto francés (...) se reivindicaban como miembros de Al Qaeda», añadió Coco, desolada.

La huida de los atacantes quedó registrada en varios vídeos grabados por vecinos de la zona. En uno de ellos, justo después del ataque, aparecen dos hombres con fusiles automáticos saliendo de un vehículo, ejecutando de un tiro en la cabeza a un policía y dándose a la fuga. En esta última acción volvieron a gritar de nuevo: «Hemos vengado al profeta Mahoma».

«Iban encapuchados y portaban kalashnikov o M16», describió un vecino, que aquel momento pensó que los asaltantes eran «fuerzas especiales que perseguían a traficantes de droga», dijo. Un segundo testigo, que tampoco quiso identificarse, reveló que uno de los atacantes le dijo: «Diles a los medios de comunicación que somos de Al Qaeda en Yemen».

Los asesinos huyeron en el mismo Citröen con el que llegaron y que abandonaron tras chocar dos veces en la escapada. Robaron un Renault Clio tras amenazar a su propietario y se les perdió la pista.  Según varios expertos en seguridad, su modo de operar, su calma, determinación y eficacia sugiere que habían recibido instrucción militar. Así lo denota también su profesionalismo a la hora de disparar, sin ráfagas ni atisbos de miedo. En palabras de un veterano agente de la policía judicial, «lo más impactante es su sangre fría. Han sido entrenados en Siria o Irak, quizás en Francia, pero lo que es seguro es que han sido entrenados».