La OTAN baja la bandera y marca el cierre de 13 años en Afganistán

El general estadounidense John Campbell pliega la bandera de la ISAF, ayer en la ceremonia llevada a cabo en Kabul.

El general estadounidense John Campbell pliega la bandera de la ISAF, ayer en la ceremonia llevada a cabo en Kabul.

AGENCIAS / KABUL

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Estados Unidos y la OTAN terminaron ayer formalmente su guerra en Afganistán con una ceremonia modesta y de perfil bajo en una sede militar en Kabul. La retirada del grueso de las tropas no implica el fin de los combates. La insurgencia a la que ha hecho frente la coalición durante 13 años sigue siendo tan feroz y activa como en cualquier otro momento desde la invasión del 2001, que sirvió para derrocar al régimen talibán tras los ataques del 11 de septiembre.

La misión de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán de la OTAN (ISAF) llega a su fin tras la muerte de 3.485 soldados, 2.356 de ellos estadounidenses. La ceremonia de ayer completa la retirada gradual de las tropas internacionales y la transferencia por fases de las competencias de la seguridad a los 350.000 efectivos del Ejército y la policía afganos, iniciada en el 2011. El final oficial de la misión de combate de la ISAF será el 31 de diciembre a medianoche y la misión Apoyo Resuelto comenzará el 1 de enero del 2015.

La operación de apoyo que ahora comienza fue calificada por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, como «un nuevo capítulo» para Afganistán. «Todavía persisten muchos retos, y hay mucho trabajo que hacer. Las fuerzas de seguridad afganas continuarán necesitando nuestra ayuda conforme se vayan desarrollando», afirmó Stoltenberg en un comunicado hecho público en Bruselas.

El acuerdo de seguridad firmado entre Afganistán y Estados Unidos establece la presencia de 10.800 soldados estadounidenses y entre 3.000 y 4.000 militares de la Alianza Atlántica frente al máximo de 140.000 efectivos de las tropas extranjeras en el 2011.

HOMENAJE A LOS FALLECIDOS

 Aunque su papel será de asesoramiento y equipamiento de las fuerzas afganas, las tropas internacionales continuarán ofreciendo apoyo aéreo a las fuerzas afganas sobre el terreno.

El general John Campbell, comandante en jefe de la ISAF, plegó la bandera verde y blanco de la ISAF y desplegó la bandera de la nueva misión internacional. «Apoyo Resuelto servirá como la piedra angular de una sociedad duradera entre la OTAN y Afganistán», dijo Campbell a una audiencia de oficiales afganos, militares y funcionarios internacionales, así como un grupo reducido de diplomáticos y periodistas.

Campbell rindió homenaje a las tropas afganas e internacionales que han muerto luchando contra la insurgencia: «El camino que tenemos ante nosotros sigue siendo un reto, pero vamos a triunfar». En la misma línea se expresó Stoltenberg: «La misión de la ISAF tuvo un gran coste, pero también un gran éxito».

El presidente afgano Ashraf Ghani, quien asumió el cargo en septiembre, firmó acuerdos bilaterales de seguridad con Washington y la OTAN, lo que permite la presencia militar permanente. La medida provocó un aumento de la violencia, ya que los talibanes intensificaron a partir de entonces las operaciones dirigidas a desestabilizar a su gobierno. De hecho, Afganistán atraviesa uno de los momentos más complicados desde el final del régimen talibán, con un aumento en los últimos meses de los ataques y del número de víctimas civiles.

La misión de la ISAF alcanzó un máximo de 140.000 soldados en el 2010 con un incremento ordenado por el presidente Barack Obama para erradicar a los insurgentes de las regiones de importancia estratégica, especialmente en las provincias meridionales de Helmand Kandahar, donde los talibanes tenían su capital desde 1996 al 2001.

Los afganos tienen sentimientos encontrados acerca de la reducción de las tropas extranjeras. Muchos creen que con el deterioro de la situación de seguridad es necesaria su presencia para respaldar los esfuerzos del Gobierno de llevar la paz después de más de tres décadas de guerra continua.

El secretario general de la OTAN señaló que 350.000 fuertes fuerzas de seguridad de Afganistán están listas para enfrentarse a la insurgencia, pese a las quejas de los militares de que no cuentan con activos necesarios.