ELECCIONES EN URUGUAY

El 'estilo Mujica'

El presidente saliente mezcla una biografía épica, una austeridad franciscana y un gran sentido del humor -- El dirigente nunca perdió la sensibilidad popular

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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El presidente saliente, José Mujica, ha sido el tercero en votar en su mesa. Lo ha hecho a las ocho de la mañana. Llegó esta vez en un automóvil oficial. El Volkswagen escarabajo de color celeste, por el cual un jeque árabe quiso pagar un millón de dólares, se quedó en su granja de la periferia montevideana. 'El Pepe' termina su gestión con una popularidad del 65%. El 'estilo Mujica' conjuga una historia personal de ribetes épicos, un ejercicio de austeridad franciscana permanente y un sentido del humor que festejan propios y extraños.

Muchos extrañarán el lenguaje del presidente que decidió andar por la vida con «equipaje liviano». «Me dediqué a arreglar el mundo, no tuve hijos. Me comí una 'canuta' [cárcel] de la gran flauta y tuve mucho tiempo para pensar, y si a la noche me ponían un colchón para dormir estaba contento, y aguanté. Y ahí me di cuenta de que muchas cosas que tenemos son 'pavadas'», explicó.

Mujica, que cambió la intransigencia por el pragmatismo pero nunca ha perdido su sensibilidad popular, es una máquina de producir situaciones singulares. Días atrás era entrevistado en la calle por periodistas de la televisión. La charla, como siempre, informal. Y quizá ese sentido de lo amigable es lo que hizo que 'El César', un hombre que suele dormir en las inmediaciones del Teatro Solís, a pocos metros de la rambla que bordea el Río de la Plata, se acercara al mandatario con una petición: «Una moneda para comer algo». Mujica le dijo que si le lloraba no iba a darle nada. Cuando le ordenó a uno de sus asistentes que ayudara al indigente, 'El César' lo frenó: «Quiero una moneda suya, Pepe». Mujica abrió su billetera. «Pero no llores, carajo», le ordenó al mendicante, que, al recibir 100 pesos uruguayos (3,7 euros), exclamó: «Quiero que seas presidente toda la vida». «No, no. ¿Sos loco?», le contestó Mujica.

Dejará el poder el 1 de marzo del 2015 y no se quedará en la granja. Dice que tratará de ayudar con su experiencia. «No sirvo para viejo jubilado tirado en un rincón acariciando los recuerdos. Mientras mis huesos respondan, voy a tratar de hacer todo lo que pueda: quedan muchas injusticias».