Juncker se enzarza con Cameron y Renzi nada más llegar

Juncker hace un gesto cariñoso hacia Cañete, ayer en Bruselas.

Juncker hace un gesto cariñoso hacia Cañete, ayer en Bruselas.

MONTSE MARTÍNEZ / BRUSELAS

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Promete la política europea en la recién estrenada legislatura. Lo puso de manifiesto ayer el presidente de la Comisión Europea, el conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker, cuando, apenas unos días después de ponerse a trabajar, dejó claro a los jefes de Estado de los Veintiocho que no se va a arredrar ante ellos. El mensaje iba dirigido en particular al primer ministro italianoMatteo Renzi, y a su homólogo británico, David Cameron. «No tiemblo ante los primeros ministros», dijo.

En las antípodas de su antecesor, el portugués Jose Manuel Durao Barroso, Juncker marcó el que será su estilo, alejado de la conciliación y de la imagen de unidad a ultranza.

El encontronazo ya está servido. Se ha enzarzado Juncker con Renzi a cuenta de los presupuestos que Italia ha presentado ante la comisión para ser revisados. Las cuentas italianas no se ajustan a las exigencias de Bruselas en lo que al déficit se refiere y así se lo hizo saber la Comisión al Gobierno de Renzi. El primer ministro italiano dijo que una «banda de burócratas» no iban a venir a decirle lo que tenía que hacer en su país. «No soy el jefe de una banda de burócratas, soy el jefe de 27 comisarios políticos», respondió ayer el presidente de la Comisión Europea para, a renglón seguido, reconocerse disgustado con esta descripción. El presidente advirtió de que no tolerará «ninguna crítica injustificada» y que los ataques tendrán respuesta.

«NINGÚN PROBLEMA»

Con Cameron, la rencilla viene de más atrás. El primer ministro británico fue el que se opuso con uñas y dientes al nombramiento de Juncker al entender que no podía hacer frente a los cambios que necesitan las instituciones europeas para adaptarse a los nuevos retos que eviten la salida del Reino Unido del club de los Veintiocho. Cameron puso toda la carne en el asador y perdió esta batalla. «Yo no tengo ningún problema con Cameron, es Cameron quien lo tiene con el resto de jefes de Estado», dijo sarcásticamente Juncker.

El primer ministro británico puso el grito en el cielo cuando la Comisión Europea le reclamó 2.100 millones adicionales a su aportación a las arcas europeas fruto de la revisión al alza del estado de su economía. Concretamente, la revisión del Producto Interior Bruto (PIB) teniendo en cuenta actividades como el tráfico de drogas y la prostitución.

Cameron aseguró que no pagaría y la Comisión mantiene que, de no depositarse la cantidad antes de diciembre, empezará el procedimiento para cobrar una multa. Algunos jefes de Estado, entre ellos el francés Hollande, salieron al paso diciendo que la norma es para todos.