El desafío del yihadismo

EEUU intentó rescatar a Foley con un comando

El presidente Obama, durante una rueda de prensa, ayer.

El presidente Obama, durante una rueda de prensa, ayer.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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las fuerzas especiales de Estados Unidos lanzaron a principios de este verano una operación secreta para tratar de rescatar a varios periodistas capturados en Siria, después de que el Gobierno de Barack Obama se negara a pagar el rescate que los yihadistas del Estado Islámico habían pedido por James Foley. Los militares no encontraron a los rehenes y la misión fracasó, un golpe que posiblemente selló la suerte del camarógrafo de 40 años. Foley murió esta semana decapitado por sus captores, un acto de barbarie cometido en palabras de sus verdugos en represalia a los bombardeos que EE UU conduce en el norte de Irak desde hace casi dos semanas. Sin embargo, la ejecución no ha cambiado la estrategia de EEUU, que ayer continuó bombardeando posiciones de los yihadistas en Irak.

Los captores de Foley pidieron 100 millones de euros por su rescate y amenazaron con matarle a él y a otros dos periodistas estadounidenses. Pero no fueron aparentemente las únicas demandas. La lista de la compra incluía también intercambios de prisioneros, incluida la liberación del neurocientífico pakistaní educado en EE UU Aafia Siddiqui, encarcelado en Tejas por sus vínculos con Al Qaeda, según informó el The New York Times.

Washington no paga rescates, como tampoco lo hace Gran Bretaña, que tiene también a algunos periodistas desaparecidos en Siria. O esa es, al menos, la teoría porque a finales de mayo Obama aprobó el intercambio de un soldado que desertó en Afganistán por cinco presos talibanes de Guantánamo. Sobre el papel, sus leyes prohíben negociar con terroristas y pagar rescates, una circunstancia que ha vuelto a abrir un debate en el país sobre la conveniencia de esta política. Más cuando otros países occidentales sí están dispuestos a rascarse el bolsillo para salvar a sus conciudadanos aunque eso pueda suponer un incentivo para la proliferación de los secuestros.

En cualquier caso, Obama optó por enviar a las fuerzas especiales a buscar a Foley en las inmediaciones de Raqqa, la localidad del norte de Siria que el Estado Islámico ha designado como capital de su califato. «Creíamos tener suficiente información de inteligencia y, cuando la oportunidad se presentó, el presidente autorizó al Pentágono para que actuara agresivamente», explicó la asesora en temas de terrorismo Lisa Monaco. La operación iba bien.

DOS DOCENAS DE MILITARES / Dos docenas de comandos de la Delta Force mataron a varios yihadistas que les salieron al paso sin sufrir bajas según el relato de la Casa Blanca, pero al entrar en el edifico donde debían estar los rehenes no encontraron a nadie. Habían llegado tarde.

La semana pasada, la familia de Foley, que ha actuado con una integridad admirable, recibió un correo electrónico de los yihadistas advirtiéndoles de que se disponían a matar a su hijo después de 21 meses de cautiverio. «El correo estaba lleno de odio. Nosotros les pedimos clemencia, pero no sirvió de nada», contó ayer Phillip Balboni, el fundador de Global Post, el portal con el que colaboraba el periodista cuando fue secuestrado en Siria. En el vídeo con sus últimas palabras aparece el también reportero estadounidense Steven Sotloff. Los yihadistas amenazan con matarlo en función de los próximos pasos que dé Obama.

Pero EEUU sigue bombardeando Irak, e incluso ha intensificado los ataques. Ayer, se realizaron al menos seis nuevos bombardeos contra posiciones del miembros del Estado Islámico en los alrededores de la presa de Mosul, la mayor del país. La intención es apoyar a las fuerzas kurdas, que el domingo arrebataron la presa a los yihadistas.