escándalo en el país vecino

La policía arresta al banquero más poderoso de Portugal

Ricardo Salgado en una imagen de noviembre de 2010.

Ricardo Salgado en una imagen de noviembre de 2010.

SUSANA IRLES
LISBOA

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Yal final cayó, pensaron ayer los portugueses. Aunque siempre la detención de un banquero es una sorpresa, la del expresidente del Banco Espírito Santo, Ricardo Salgado, por su supuesta relación con el blanqueo de capitales y fraude fiscal era esperada de manera natural como esa piedra que pesaba demasiado para no ceder. El magnate, 70 años, está considerado uno de los hombres más poderosos del país y el rostro de una familia que ascendió de la nada a lo alto de la aristocracia financiera europea en poco más de un siglo y cuatro generaciones.

El arresto de Salgado ayer por la mañana en su mansión de Estoril se enmarca en el caso conocido como Monte Branco, que indaga movimientos de transferencias millonarias detectados entre el 2006 y el 2012 entre Portugal y Suiza. Según la fiscalía portuguesa, se investiga un supuesto entramado de blanqueo y maniobras financieras para escapar del fisco a través de la sociedad suiza Akoya. El nuevo paso de la justicia portuguesa sucede un día después de que agentes registraran las dependencias del Banco Espírito Santo en Lisboa, según medios portugueses. El Diario Económico afirmó, que las diligencias intentaban evitar la destrucción de pruebas documentales. Por la tarde, el banquero quedó en libertad bajo fianza.

GRAN FORTUNA FAMILIAR / Salgado ya había prestado declaración en el 2012 y en su última entrevista al periódico portugués Jornal de Negócios se había distanciado de cualquier implicación en el caso. «Nunca huí de los impuestos ni soy sospechoso de eso o de cualquier otra cosa», se defendió también en enero del 2013 cuando las primeras investigaciones salían a la luz con su apellido.

La detención culmina una cascada de escándalos en el seno de la gran fortuna familiar que domina el Grupo Espírito Santo, con ramificaciones empresariales en sectores como el turismo, la agroalimentación, las finanzas o los seguros, y con una red financiera internacional que se extiende por 14 países, de Miami a la capital de Angola.

La salida de Salgado de la dirección del banco, la joya financiera del grupo, fue forzada el pasado 14 de julio presionado por el Banco de Portugal, acosado por investigaciones judiciales y por los recelos de los inversores sobre la estabilidad financiera de filiales del grupo.

EL PRIMO Y EL TIO / Desde su renuncia, otra veintena de directivos del Grupo Espírito Santo se han marchado, incluidos el primo y el tío de Salgado. Dos de los holdings centrales del conglomerado han entrado en concurso de acreedores y la filial del banco en Angola presenta problemas financieros suficientes para que el Gobierno del país emitiese una garantía de protección a la entidad.

Los mercados mundiales se tambalearon primero,  pero se calmaron a medida que las dimensiones del agujero se iban parcializando y el Banco de Portugal y el Gobierno de Pedro Passos Coelho reafirmaban la garantía financiera del banco, aunque no del grupo. Se aceleró el nombramiento del presidente en funciones del BES, Vítor Bento, un economista respetado próximo a los conservadores y hombre de confianza del presidente del banco central luso, que busca poner orden en una casa cada vez más vacía de Espírito Santos, aunque con su nombre aún en la puerta.

Los Espírito Santo siempre fueron exitosos en los negocios, pero el nombre de Salgado era además el del banquero en activo durante más años de Portugal. Sus relaciones con el poder económico y el Gobierno, y la fuerza sistémica del banco con relaciones con centenares de empresas del país le concedieron el popular título de «DDT», o «Dono Disto Todo» (el dueño de todo».