El auge migratorio

Obama choca con los republicanos en la solución del drama

El presidente busca que las deportaciones de familias y menores sean más ágiles

Un niño de 3 años, en Murrieta (California).

Un niño de 3 años, en Murrieta (California).

I. N.
MCALLEN (TEXAS)

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el jueves, en la pequeña oficina del consulado de Guatemala en McAllen, el cónsul Allan Daniel Pérez hablaba de los últimos preparativos para la repatriación un día después del cuerpo de Gilberto Francisco Ramos Juárez, un adolescente de 15 años, el primero, que se sepa, de los menores no acompañados que mueren en esta nueva oleada. «¿Cuántos niños más fallecidos tenemos que mandar para que esto pare?», se preguntaba el cónsul, que cuestiona a las autoridades estadounidenses porque «se cierran en el no». Admitía, no obstante, que una de las pocas opciones de detener la masiva afluencia llegará cuando los centroamericanos «empiecen a ver a las primeras familias y niños deportados. Así se va a arreglar».

Es la idea a la que está apuntando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. El martes pidió 3.700 millones de dólares al Congreso para reforzar personal y medios en la frontera, el sistema de refugios y el sistema judicial de inmigración y para invertir en Honduras, Guatemala y El Salvador, pero puso también sobre la mesa la idea de cambiar la ley de protección de víctimas del tráfico para asegurarse que puede agilizar las deportaciones de menores y familias centroamericanas.

Es una posibilidad que asusta a activistas como Astrid Dominguez, coordinadora de la Unión Americana de Libertades Civiles en el valle del Río Grande. «Nos preocupa que vaya a tratar de encontrar atajos», decía el miércoles en un acto contra la militarización y los abusos en la frontera en Brownsville, junto al puente que lleva a Matamoros. «Hay que asegurarse de que cumplimos con el debido proceso».

EL ORIENTE PRÓXIMO DE EEUU / El plan de Obama ha topado ya con la oposición o cuando menos el reparo de los republicanos, que insisten en la idea de que se mande a la Guardia Nacional a la frontera y piden mano aún más dura. John Boehner, presidente de la Cámara Baja, aseguró que no dará «un cheque en blanco» a Obama, al que acusa de haber «creado el problema». No mencionan que ellos han bloqueado en el Congreso la posibilidad de una reforma de leyes de inmigración, el Oriente Próximo de EEUU. O que la ley que hoy ampara a los menores la firmó en el 2008 George Bush. O que Obama, con dos millones de expulsados de EEUU durante su mandato, se ha ganado el apodo de «deportador en jefe».