Centenario de un magnicidio

Bombas y cianuro

La improvisación y los fallos de seguridad facilitaron el éxito del atentado, que se ejecutó de una forma bastante chapucera

Arresto 8 lmagen del 28 de junio de 1914, cuando Gavrilo Princip (segundo por la derecha) es apresado.

Arresto 8 lmagen del 28 de junio de 1914, cuando Gavrilo Princip (segundo por la derecha) es apresado.

ALBERT GARRIDO
BARCELONA

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La improvisación y fallos de seguridad hicieron posible el atentado que costó la vida al archiduque Francisco Fernando y a su esposa Sofía el 28 de junio de 1914. Según la documentación de los juicios contra los conspiradores, el espionaje serbio y la organización ultranacionalista Mano Negra empezaron a planear un gran atentado en Sarajevo durante una reunión en Toulouse en enero de 1914 a la que asistieron varios integrantes de Mano Negra, entre ellos el jefe de la organización en Sarajevo, Danilo Ilic, y del servicio secreto de Belgrado.

Por aquel entonces, todos desconocían que el emperador Francisco José I había encargado al archiduque presenciar en Bosnia unas maniobras militares fijadas para junio, y decidieron atentar contra el gobernador de la provincia. Pero cuando en mayo supieron que Francisco Fernando tenía previsto visitar Sarajevo, cambiaron los planes y fijaron el nuevo objetivo.

Para llevar a cabo el plan, se organizaron dos grupos: uno dirigido por Mehmed Mehmedbasic y otro formado por tres jóvenes, entre quienes figuraba Gavrilo Princip. La mañana del 28 de junio, al tiempo que Francisco Fernando y Sofía viajaban en tren desde Ilidza a Sarajevo, Ilic dispuso a seis terroristas a lo largo del recorrido que debía cubrir el archiduque. Además de bombas, granadas y pistolas, los conspiradores recibieron cápsulas de cianuro.

Al llegar a la estación de Sarajevo se formó una comitiva de seis coches: en el primero se situaron el jefe de seguridad y tres policías; en el segundo se sentaron el alcalde y el jefe de policía local; en el tercero, un Gräf & Stift descapotado, viajaron el archiduque, su esposa, el gobernador Potiorek y el conde Franz von Harrack; en los otros tres se alojaron personal auxiliar y varios policías.

Poco antes de las 10, la primera parada fue en un cuartel, donde el heredero hizo una rutinaria visita. Acto seguido, los seis coches de dirigieron al ayuntamiento. Cuando la comitiva había recorrido unos pocos metros, pasó ante Mehmedbasic, que no pudo arrojar la bomba que tenía preparada. Reaccionó su compinche Nedeljko Cabrinovic, que lanzó un artefacto contra el Gräf & Stift. La bomba rebotó en la capota y fue a caer debajo del siguiente vehículo: 20 personas resultaron heridas, aunque el heredero y su esposa salieron ilesos. Cabrinovic optó por ingerir una cápsula y arrojarse al río Miljacka, pero su caudal era modesto, apenas 10 centímetros, y el cianuro, en mal estado, solo provocó un vómito al terrorista.

Visita a los heridos

Después de salir a escape del lugar del atentado, el archiduque se detuvo en el ayuntamiento y decidió acudir a visitar a los heridos. Potiorek dispuso que la comitiva, sin apenas seguridad, siguiera por los embarcadores hacia el hospital, pero olvidó decírselo al chófer, que tomó un camino equivocado.

Princip tuvo noticias de que el atentado había fracasado. Se dirigió a una tienda de comestibles cercana al río y allí vio el coche del archiduque maniobrar junto al puente Latino para tomar la dirección correcta. Salió a la calle con una pistola y disparó dos veces: el primer tiro alcanzó al heredero en la yugular y el segundo, a Sofía en el abdomen. Eran las 11 de la mañana. Enseguida fue detenido. El matrimonio murió 20 minutos después.