La lucha antiterrorista

España desmantela una red que enviaba yihadistas a Siria e Irak

Imagen de un video facilitado por la Policía Nacional de la detención de uno de los nueve sospechosos.

Imagen de un video facilitado por la Policía Nacional de la detención de uno de los nueve sospechosos.

MARGARITA BATALLAS
MADRID

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El marroquí Lahcen Ikassrien, ex-preso de Guantánamo, dirigía una red de yihadistas en Madrid que se encargaba de facilitar combatientes para luchar en Siria e Irak. La Policía española desarticuló ayer a este grupo y detuvo a sus nueve integrantes que ya habían enviado a la zona de conflicto a nueve terroristas «en plenas condiciones físicas y mentales» para unirse a la yihad, según informó el Ministerio del Interior.

Esta red, según la Policía, era una de las «principales suministradoras» de combatientes en Irak y Siria. Y estaba bajo el mando de Ikassrien, que se había convertido en «un líder carismático» y un referente «en el entorno de la comunidad de fieles». Por ello, ejercía «un férreo control y disciplina» sobre los integrantes de este grupo. E incluso imponía «correctivos» a los que expresaran algún tipo de crítica o pusieran en peligro la seguridad del entramado.

Ikassrien llegó a España en el 2005 tras ser extraditado por EEUU a petición del entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que le había procesado por presunta integración en la célula española de Al Qaeda acaudillada por Abú Dadah y desarticulada tras el 11-S. Sin embargo, en el 2006 fue absuelto.

LOS PASOS / La policía ha acreditado ahora que Ikassrien, que reside en la capital junto a su mujer y su hija, montó esta red que adoctrinaba y orientaba a los yihadistas que captaba sobre los pasos a seguir para unirse a la yihad en Irak y Siria.

En la dirección de este grupo también se encontraba otro viejo conocido de la Policía, Ismail Afalah, que no ha sido detenido, ya que se sospecha que se encuentra en algún lugar de Siria o Irak. Afalah es hermano de Mohamed, uno de los huidos tras los atentados del 11-M.

Los responsables de este entramado no dejaban ningún cabo sin atar. La Policía sostiene que mantenían una «exhaustiva inspección» de los integrantes de la misma y ejercían una tutela constante para constatar que reunían las mejores condiciones físicas y mentales para unirse a la yihad. Por ello, realizaban un seguimiento de su asistencia a entrenamientos físicos, a reuniones de adoctrinamiento y adiestramiento operativo como manejo de armas.

CAMPAÑA / En las últimas semanas, la Policía comprobó que este grupo había iniciado «una agresiva campaña de captación» de nuevos miembros. También que esta red había logrado constituir «una estructura propia» y una «operatividad independiente» por lo que sus miembros eran conocidos como la Brigada al Andalus. El entramado mantenía conexiones con otros terroristas asentados en Francia, Bélgica, Marruecos, Túnez, Egipto, Turquia y Siria.

Además, Interior considera que esta red se había convertido en una grave «amenaza» para la seguridad nacional, ya que Al Qaeda da vía libre a sus comandos para actuar en el lugar donde se asientan.

Los nueve detenidos residen en Madrid. Cinco de ellos son marroquís, dos españoles, un argentino y un búlgaro. La red contaba con una finca en Ávila donde celebraban las reuniones de adoctrinamiento para mantener «la radicalización y la cohesión del grupo».

El juez Pablo Ruz coordina esta operación, y en los próximos días les tomará declaración. Irónicamente, Ruz llevaba la causa que Garzón abrió en el 2009 para investigar las supuestas torturas sufridas en Guantánamo por cuatro ex-presos, entre ellos Ikassrien.