CONSECUENCIAS DEL CONFLICTO ÁRABE-ISRAELÍ

El maratón imposible

En plena carrera 8 Corredores del maratón pasan junto al muro levantado por el Gobierno israelí en Belén.

En plena carrera 8 Corredores del maratón pasan junto al muro levantado por el Gobierno israelí en Belén.

ANA ALBA
JERUSALÉN

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«Hemos corrido el maratón entero, yo en tres horas y media», explica satisfecho Jamil. A su lado, Qusai se ríe y puntualiza: «Yo he tardado un poco más». Los dos son palestinos de Jerusalén y se han entrenado dos veces por semana en el último año para correr la carrera Derecho al Movimiento. Maratón de Palestina, que ayer celebró su segunda edición en Belén (Cisjordania).

«Hemos tenido que hacer dos veces el mismo recorrido, dos medios maratones de 21 kilómetros, ya que la ocupación israelí no nos permite correr 42 kilómetros seguidos», denuncia Jamil luciendo su medalla de participante, de madera de olivo. En Belén y en cualquier ciudad palestina es imposible correr 42 kilómetros sin tropezar antes con el muro que Israel levantó en Cisjordania o con un control militar que barra el paso a los palestinos. «En cambio, hace tres semanas, los israelís celebraron el maratón de Jerusalén con libertad, pasando por el este de la ciudad, que es territorio palestino ocupado», lamenta Jamil.

En la competición participaron ayer más de 3.500 personas -en 2013 solo corrieron 650- de 39 países. «Han venido grupos de corredores de todos los rincones de Cisjordania», explica Signe Fisher, el cerebro del evento, que trabajó cuatro años en Palestina para una oenegé. «La idea de organizar el maratón se me ocurrió mientras esperaba para cruzar un control militar (israelí). Acababa de llegar a Palestina desde Dinamarca y lo que más me afectó fue la imposibilidad de los palestinos de moverse con libertad», relata Fisher, que puso en marcha el proyecto en 2013. Estos grupos crearon la formación Right to Movement, que defiende el derecho de tener libertad de movimiento y que cuenta con comunidades en Oriente Próximo, Europa y EEUU.

Mujeres

Los pilares de la organización son Fischer, otra mujer danesa y una palestina, que están muy satisfechas de que el 37% de los corredores fueran mujeres, muchas palestinas, como Anwar, de 17 años y nacida en Ramala, que quedó en el puesto 21.

Desde el maratón del 2013, en varias localidades palestinas se han creado grupos de corredores que se entrenan. En la carrera de ayer solo participaron palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este, ya que Israel no concedió permisos a los aspirantes de Gaza, entre ellos Nader al-Masri, que obtuvo autorización para competir en la Olimpíadas de Pequín. «Soy conocido como corredor desde los 14 años y no hay ninguna razón para rechazar mi solicitud y no permitirme ir a Cisjordania. Solo soy un atleta, no soy activista político. Es muy extraño que siendo el único corredor de maratones palestino no pueda participar junto a mi propia gente», indicó. Al-Masri estuvo presente en la carrera, ya que el tercer clasificado en hombres, el palestino Abdel Nasser Awajna, corrió con su foto.

El Ministerio de Defensa denegó el permiso a Al-Masri alegando que el maratón estaba organizado por la Autoridad Nacional palestina (ANP), «que deslegitima al Estado de Israel». La ANP apoyó, pero no organizó la carrera. Algunos israelís mostraron interés en correr, pero la organización declinó sus peticiones «porque el Gobierno israelí prohibe la entrada de sus ciudadanos en las zonas controladas por la ANP»«Nos hubiera gustado contar con ellos», señala Fishcher. Uno de los principios de Right to Movement es «correr para construir puentes culturales en lugar de muros».