Ucrania se muestra desafiante pero impotente ante Rusia

Activistas prorrusos, ayer, en el asalto a la oficina de la Fiscalía de Donetsk.

Activistas prorrusos, ayer, en el asalto a la oficina de la Fiscalía de Donetsk.

MONTSERRAT RADIGALES / Kiev (enviada especial)

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El Gobierno de Ucrania reaccionó ayer al referendo secesionista de Crimea con una mezcla de desafío e impotencia, e hizo un llamamiento a la población para que se enrole en la recién creada Guardia Nacional, ante las amenazas que afronta el país, al tiempo que anunció su objetivo de movilizar a 20.000 miembros de este nuevo cuerpo de defensa, la mitad de ellos (10.000) en los próximos 15 días.

En una intervención con fuerte carga emocional durante la reunión del Consejo de Ministros -cuyo inicio fue transmitido por la televisión-, el primer ministro, Arseni Yatseniuk, arremetió contra los «cabecillas separatistas que intentan destruir la independencia de Ucrania a cubierto de las tropas rusas» y prometió «encontrar y llevar ante la justicia» a estos instigadores. «La tierra arderá bajo sus pies», añadió.

Las autoridades de Kiev tienen ahora ante sí dos focos de atención inmediatos. El primero, dentro de Crimea, es la situación de los soldados ucranianos que permanecen cercados en sus bases por las tropas rusas y los paramilitares prorrusos. El ministro de Defensa ucraniano, Igor Teniuj, anunció ayer que los mandos militares ucranianos y rusos en Crimea han pactado una tregua hasta el próximo viernes, día 21 (posiblemente, no por casualidad, el día en que el Parlamento ruso debe votar la anexión). Durante este periodo las tropas rusas dejarán de bloquear a las unidades militares ucranianas, que podrán así abastecerse tras estar dos semanas sitiadas.

SIN RETIRADA / No está claro qué ocurrirá cuando venza el plazo. El propio Teniuj había dicho poco antes en una entrevista que Ucrania no da por perdida Crimea y que no piensa retirar sus tropas de la península.

El ministro de Defensa denunció que Rusia ha incrementado sus tropas en Crimea y que ya se encuentran en este territorio 22.000 soldados rusos, muy por encima del límite de 12.500 que estipulaba el acuerdo entre los dos países para el 2014.

El segundo centro de atención está en las ciudades industriales del este y el sur del país, con una sustancial población rusa y ucraniana rusófona. Dos de ellas volvieron a registrar ayer graves incidentes, aunque esta vez sin víctimas mortales.

En Donetsk, feudo del depuesto presidente ucraniano Víktor Yunakóvich, activistas prorrusos, que se dicen indignados por el arresto de un gobernador local favorable a Moscú, asaltaron la oficina local de la Fiscalía, rompiendo puertas y ventanas, al término de una manifestación en la que participaron unas 5.000 personas. Un pequeño grupo subió al tejado del edificio, arrancó la bandera ucraniana y colocó la rusa. Los violentos activistas irrumpieron después, por segundo día consecutivo, en la sede de los servicios de seguridad.

QUEMA DE LIBROS / En la ciudad de Jarkiv, los activistas prorrusos entraron en un centro cultural, retiraron los libros escritos en lengua ucraniana y los incendiaron en medio de la calle haciendo con ellos varias hogueras. La escalofriante escena no puede dejar de hacer recordar la quema de libros en la Alemania nazi.

El Gobierno de Kiev está convencido de que estos incidentes son obra de provocadores rusos que buscan que la población ucraniana se cebe en sus conciudadanos rusos y rusófonos, y den a Moscú una excusa para intervenir militarmente en el este y el sur de Ucrania, tal como hizo en Crimea.

El presidente ucraniano, Alexander Turchinov, afirmó el sábado que detrás de esta violencia están «agentes del Kremlin». El ministro del Interior, Arsen Avakov, añadió ayer un poco de sorna a la denuncia y tildó a estos alborotadores de «provocadores profesionales de un país vecino que se dedican a hacer turismo». Según Avakov, vienen de Rusia, se les ha visto en manifestaciones en varias ciudades distintas del este y el sur de Ucrania (en Donetsk y en Jartiv, pero también en Odesa y en Micolaiev) y son la misma gente que instigó los disturbios y los incidentes violentos en manifestaciones prorrusas en los países bálticos en el año 2009.

Esta situación preocupa profundamente a Kiev y el Gobierno pidió ayer el envío de observadores de la OSCE a estas regiones.