Conferencia de paz de Ginebra-2

La ONU salva la cumbre sobre Siria al apartar a Irán

Miembros de la OIEA y técnicos iranís en la planta de Natanz, ayer.

Miembros de la OIEA y técnicos iranís en la planta de Natanz, ayer.

I. NOAIN / NUEVA YORK
A. ALBA / JERUSALÉN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las conversaciones de paz sobre Siria que empiezan mañana en Montreaux y prosiguen el viernes en Ginebra caminaron entre el domingo y ayer por la cuerda floja. Se salvaron in extremis, pero lo ocurrido volvió a demostrar las dudas y los pasos en falso con que los protagonistas y la comunidad internacional afrontan desde hace tres años un conflicto y una crisis humanitaria que ya ha dejado más de 100.000 muertos y millones de afectados.

El domingo, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon,  anunció que invitaba a Irán a participar en la cita en Suiza. Ban aseguró que en conversaciones con representantes de Teherán, incluyendo el ministro de Asuntos Exteriores, Javad Zadif, estos le aseguraron que la república islámica jugaría «un papel positivo y constructivo en Montreaux».

Pese a las palabras de Ban, el terremoto diplomático estaba servido. La Coalición Nacional Siria, principal fuerza política de la oposición, anunció la «suspensión» de su asistencia -confirmada solo dos días atrás- a menos que el secretario general de la ONU retirara la invitación. Posteriormente, la CNS condicionó su presencia en Ginebra-II a que Teherán expresara «su compromiso claro y público» de que «retirará todas las tropas y milicias de Siria» y se comprometiera con la declaración de Ginebra I.

ESCÁNDALO DIPLOMÁTICO / También Estados Unidos se mostró sorprendido y hasta molesto con la invitación de Ban (aunque un portavoz de este, Martin Nesirky, aseguró que EEUU «estaba informado del momento del anuncio»). «Si Irán no acepta total y públicamente el comunicado de Ginebra I, se debe rescindir la invitación», requirió en un comunicado Jean Psaki, portavoz del Departamento de Estado.

Lo peor para Ban Ki-moon llegó, no obstante, desde Teherán. Los medios estatales iranís recogieron declaraciones de una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores que decían que, «basándose en la invitación oficial recibida, Irán acudirá a Ginebra-2 sin ninguna condición previa». Y conforme la maraña diplomática se iba enredando, la misión de Irán ante la ONU confirmó ayer que no acudiría a Ginebra si para hacerlo tenía que aceptar el documento del 2012.

Tras horas de incertidumbre y una comparecencia inicial ante los medios en la que apuntó a la «decepción» de Ban no solo con los iranís sino con otras partes del proceso -la oposición y Washington-, Nesirky compareció por segunda vez a primera hora de la tarde. Entonces explicó que el secretario general de la ONU había «decidido que la reunión de Montreaux procederá sin la participación de Irán».

UN MAZAZO DE IMAGEN / Lo ocurrido es un mazazo a la imagen de Ban Ki-moon como gestor diplomático. Pero es también un golpe para la vía de la cooperación plena internacional que algunos consideran el único camino para lograr una solución a Siria. El enviado especial de la ONU para el conflicto, Lakhdar Brahimi, apuesta por la inclusión de Irán (aunque siempre que sea de forma pactada con EEUU y Rusia). Y Moscú también defiende que sin Teherán será difícil una solución.

«Negociar implica sentarse en la mesa no solo con quienes te gustan sino con aquellos de cuya participación depende la solución», dijo en Moscú el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, para quien dejar fuera del diálogo a Irán será «un error imperdonable».

Mientras, Asad se reunió ayer con la delegación que le representará en Suiza para dar instrucciones sobre cómo preservar la soberanía del país y rechazar injerencias extranjeras. Según la agencia oficial Sana, Asad afirmó que cualquier solución política necesita primero «que cese el terrorismo» y se presione a los países que lo apoyan. Y en una entrevista con France Presse aseguró que «la  lucha contra el terrorismo» debería de ser el primer objetivo en el diálogo de Ginebra.

No obstante, ayer Asad recibió acusaciones muy graves. Un equipo de fiscales y expertos forenses ha encontrado «evidencia directa» de «tortura y asesinato sistemático» de unos 11.000 detenidos por parte del régimen de Damasco. El informe, basado en miles de imágenes sacadas clandestinamente de Siria, presenta pruebas sólidas para plantear acusaciones de crímenes de guerra, según informaron ayer a The Guardian y la CNN tres exfiscales de prestigio internacional, que participaron en los tribunales penales para la ex-Yugoslavia y Sierra Leona.

SEÑALES EVIDENTES DE TORTURA / La mayoría de las víctimas que aparecen en las fotos son hombres jóvenes. Muchos cadáveres están demacrados, ensangrentados y con señales de tortura. Algunos no tienen ojos y otros muestran señales de estrangulamiento o electrocución.

La ONU y grupos independientes de derechos humanos han documentado abusos cometidos por el Gobierno y los rebeldes de Asad, pero los expertos dicen que estas evidencias son más detalladas y en una escala mucho más grande que cualquier otro informe divulgado en los casi tres años de guerra.