La confrontación

La lenta eliminación

Expertos internacionales han intentado desmantelar el arsenal sirio desde el 1 de octubre, pero múltiples escollos han ralentizado el proceso

Ensayo químico en alta mar en un buque noruego, la semana pasada.

Ensayo químico en alta mar en un buque noruego, la semana pasada.

ANA ALBA
JERUSALÉN

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El 1 de octubre llegó a Siria un equipo de inspectores para destruir el arsenal químico sirio en una operación histórica: deshacerse en plena guerra de 1.290 toneladas de armas químicas, de las que 300 eran gas mostaza y gas sarín, almacenadas en 45 lugares distintos.

El régimen de Damasco aceptó eliminar sus armas químicas tras un plan gestado por Rusia, pactado entre Moscú y Washington y aprobado por la ONU para evitar que EEUU bombardeara Siria después de que el 21 de agosto se produjera un ataque con gas sarín en la localidad de Ghouta, cerca de Damasco, en el que murieron entre 281 y 1.729 personas -las cifras varían según las fuentes- y que EEUU atribuyó al régimen de Damasco. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, afirmó que las víctimas eran 1.400 y que entre ellas había 426 niños. El Gobierno sirio culpó a grupos rebeldes.

El equipo de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) encargado de eliminar el arsenal sirio se centró en una primera fase en verificar la dimensión del mismo, primer punto del plan acordado. Una vez comprobados los datos aportados por Siria, los inspectores tenían que destruir las instalaciones de producción. Damasco entregó a la OPAQ una lista de lugares donde se fabricaban y almacenaban armas químicas que los expertos inspeccionaron durante 30 días.

La retirada de Siria de los agentes químicos más peligrosos debía concluir el 31 de diciembre del 2013, según el plan de desarme, que prevé que el arsenal químico sirio esté totalmente eliminado el 30 de junio del 2014. Los inspectores llevaron a cabo la verificación de los datos aportados por el régimen del presidente sirio, Bashar el Asad, sobre sus armas químicas a través de la visita a las instalaciones, pero no han podido cumplir con el plazo del 31 de diciembre para sacar las sustancias más peligrosas, que serán destruidas parcialmente en navíos estadounidenses en alta mar, según anunció la OPAQ a final de noviembre.

Empresas privadas eliminarán posteriormente el resto de productos químicos acumulados por el régimen de Asad. La OPAQ explicó que 35 compañías mostraron interés en el proyecto y que las elegidas tendrán que neutralizar sustancias químicas de uso común en la industria. La OPAQ puso en marcha un fondo para financiar ese proceso y llamó a sus países miembros a contribuir económicamente.

Nueva fase

El 31 de diciembre, una buena parte de las sustancias químicas más peligrosas no se habían podido sacar de Siria a causa de la guerra, el mal tiempo de las últimas semanas, la burocracia y cuestiones técnicas. Las armas debían de ser trasladadas al puerto de la localidad siria de Latakia, desde donde tendrían que haber salido hace días, aunque no empezaron a hacerlo hasta antes de ayer, cuando un primer cargamento de «materiales químicos prioritarios» abandonó Siria a bordo de un buque comercial danés que zarpó bajo escolta de Dinamarca, Noruega y Siria. En alta mar, buques daneses, noruegos, chinos y rusos garantizarán la seguridad de la operación.

La OPAQ indicó ayer que la salida de los primeros agentes químicos para su destrucción fuera del país abre «una importante nueva fase» en el desmantelamiento del arsenal. El director general de la OPAQ, Ahmet Üzümcü, informó ayer al Consejo Ejecutivo de la institución del inicio de la retirada de las sustancias.

Üzümcü subrayó que los avances se han conseguido después de algunos retrasos en diciembre por problemas de seguridad, la adquisición y entrega de grandes cantidades de materiales de embalaje y transporte y condiciones meteorológicas adversas. Siria cuenta ahora «virtualmente con todos los recursos logísticos necesarios para el transporte por tierra» de los químicos hacia el puerto de Latakia, añadió.

La fuerzas del Gobierno sirio han recuperado el control de la autopista que une Damasco con la costa, por donde se transportan las sustancias químicas. No obstante, grupos opositores indicaron que sigue siendo probable que en la zona se produzcan emboscadas de rebeldes.