Olvidad el francés, aprended mandarín

Cameron insta a los estudiantes británicos a romper con la tradición y a pasar a estudiar la lengua del imperio económico del futuro

BEGOÑA ARCE / Londres

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Durante su visita oficial a China, el primer ministro británicoDavid Cameron, recomendó a los estudiantes británicos que se olviden del francés o el alemán y aprendan en cambio mandarín en la escuela, si quieren tener un mejor futuro. Hablar en su propia lengua con los vecinos continentales más próximos, con los que comparten siglos de historia e intereses, es menos importante, según el jefe del Gobierno de Londres, que entenderse con el país que posiblemente en el futuro sea el más poderoso. "Au revoir Voltaire", "Auf Wiedersehen Goethe", es la sugerencia.

Cameron parece reducir la enseñanza de una lengua extranjera a su rentabilidad y beneficios mercantiles. "Quiero que Gran Bretaña esté vinculada con las economías que están creciendo más rápido en el mundo. Eso incluye que nuestros jóvenes aprendan sus lenguas para sellar los negocios de mañana", declaró mientras visitaba un colegio en Chengdu, en el que los niños de seis años están aprendiendo inglés. "Cuando los niños que han nacido hoy dejen el colegio --añadió-- China será, según lo previsto, la mayor economía en el mundo. Así que ha llegado el momento de ir más allá de las elecciones tradicionales de francés y alemán y hacer que haya más niños aprendiendo mandarín".

Algunas multinacionales han sufrido un buen patinazo cuando han tratado de penetrar en China sin conocer adecuadamente su lengua y su cultura. Coca-Cola quiso encontrar un nombre en chino que sonara lo más parecido a Coca-Cola. Eligió Ke–kou–ke–la, pero dependiendo del dialecto chino, el nombre significaba, "muerde el renacuajo de cera" o "yegua rellena de cera". Al final, la cosa quedó en ko–kou–ko– le, que significa "felicidad en la boca". También la campaña en China de su más importante competidor, Pepsi, chocó con problemas lingüísticos. El slogan 'Come alive with Pepsi', (Viva la vida con Pepsi), al ser traducido al mandarín prometía a los chinos algo así como "Pepsi traerá a tus antepasados de vuelta de entre los muertos". No funcionó, claro. Para las ventas en internet, el problema es aún mayor. Según una investigación de la Comisión Europea, el 82% de los consultados son reacios a comprar en páginas que no estén en su idioma. Otro estudio ha constatado que el 72,4% de los consumidores prefiere comprar un producto con información en su propia lengua. ¿Tiene, pues, Cameron razón?

En estos momentos, solo el 1% de los británicos adultos puede mantener una conversación en mandarín, según el British Council, a pesar de que este organismo coloca al mandarín como la lengua más importante para el futuro de la prosperidad, la seguridad y la influencia de Gran Bretaña. El idioma extranjero más solicitado por los estudiantes británicos de enseñanza básica sigue siendo el francés, seguido del español, el alemán, el urdu, el polaco y el árabe. La elección refleja en muchos casos su lugar de vacaciones o el origen familiar del alumno y la lengua que se habla en el hogar. El mandarín es, sin embargo, más popular a nivel de bachiller superior, donde ya es la cuarta lengua en orden de preferencias.

El problema más grave

Cameron no ha mencionado en su llamamiento el problema más grave: los británicos están convencidos de que el inglés es la lengua universal y pueden moverse tranquilamente por el mundo, sin necesidad de hablar nada más. Desde hace décadas, la enseñanza de idiomas en escuelas y universidades del Reino Unido está en franco declive.

Pero, curiosamente, los hijos de las familias donde la única lengua es el inglés están en desventaja con sus colegas de pupitre con padres llegados de otros países y que en sus casas hablan una segunda lengua. Tampoco hay que olvidar que en el Reino Unido viven al menos medio millón de chinos. Sus hijos serán potencialmente los mejor dotados para forjar las relaciones comerciales de las que habla el primer ministro.