Ucrania se radicaliza

Una ciudadana se cubre con la bandera europea en Kiev, ayer.

Una ciudadana se cubre con la bandera europea en Kiev, ayer.

LEV GANIN
MOSCÚ

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Duros enfrentamientos entre los partidarios de la asociación de Ucrania con la Unión Europea (UE) y las fuerzas antidisturbios en Kiev pusieron ayer a esta antigua república soviética al borde de una guerra civil. Los asaltos de edificios gubernamentales y el centenar de heridos registrados hicieron a las autoridades considerar la introducción del estado de excepción para prevenir  disturbios masivos, informó a RIA Novosti una fuente gubernamental.

En los choques en el centro de Kiev al menos 53 activistas y 59 agentes de policía resultaron heridos, según los datos oficiales. Fuerzas antidisturbios usaron gases lacrimógenos para dispersar el gentío que intentó hacerse con el control de la sede de la presidencia. Los manifestantes se apoderaron del edificio del ayuntamiento y de la sede un sindicato. Atacaron también un monumento de Lenin.

«Nos dirigimos a todos los ucranianos para que lleguen a la plaza de la Independencia de Kiev. No se  queden en sus ciudades, es aquí donde transcurre la lucha principal por Ucrania», arengó Arseni Yatseniuk, líder de la oposición parlamentaria, Batkivschina.

MANIFESTACIONES PROHIBIDAS / Las autoridades han prohibido cualquier tipo de manifestación en Kiev hasta el 7 de enero del 2014. Sin embrago, hasta 500.000 personas salieron a las calles para protestar contra el desproporcionado uso de fuerza por las autoridades durante el desalojo de una protesta de los partidarios de la vía europea para Ucrania.

El sábado por la mañana, la policía había desalojado con porras a unos 1.000 manifestantes que estaban en la plaza de la Independencia de Kiev.  Al menos 30 personas resultaron heridas.

El acoso policial se produjo tan solo dos días después de que el presidente ucraniano, Viktor Yanukóvich, prometiera que su Gobierno no iba a usar la fuerza contra los manifestantes. El propio Yanukóvich criticó la dureza con la que actuó la policía y ordenó una investigación oficial del incidente, pero la oposición lo denunció por «hipócrita».

Los activistas proeuropeos protestan contra el giro de Yanukóvich, que el viernes se negó a firmar un acuerdo de asociación con la UE que llevaba meses gestándose, y lo acusan de poner el país en manos de Rusia. El Gobierno ucraniano canceló la firma del acuerdo de asociación con la UE tan solo una semana antes del inicio de la cumbre en la que Bruselas y Kiev tenían previsto rubricarlo, el pasado viernes.

El primer ministro ucraniano, Nikolai Azarov, justificó esa decisión en la necesidad de restaurar relaciones comerciales con Rusia. El Kremlin invita a Yanukóvich a firmar una unión aduanera alternativa a la que supone el acuerdo con la UE  y amenaza con subir el precio del gas que vende a Kiev, del que depende la economía ucraniana.

Una de las condiciones imprescindibles de la UE para firmar la asociación con Kiev es la liberación de la exprimera ministra ucraniana y líder de la oposición, Yulia Timoshenko, encarcelada desde el 2011 por abuso de poder en relación con los contratos sobre el suministro del gas ruso a Ucrania. Timoshenko atribuye esa sentencia a la venganza política de su adversario Yanukóvich.

Desde que proclamó en 1991 su independencia de la extinta Unión Soviética, Ucrania está fragmentada en partes iguales entre los que consideran que el país debe ser parte de Europa y los que defienden una alianza eslava con Rusia.

El bando proeuropeo triunfó en el 2004 tras una ola de protestas contra el fraude electoral, denominada como la «revolución naranja». Pero las luchas internas entre los partidarios de la vía europea llevaron al poder al prorruso Yanukóvich en las presidenciales del 2009.