Análisis

La envidia de Catalunya

IRENE BOADA

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Ahora que celebramos el Any Espriu, cuando observamos el desarrollo del referendo escocés nos vuelven a venir a la memoria aquellos famosos versos: «Oh!, què cansat estic de la meva covarda/ vella, tan salvatge terra, i com m'agradaria d'allunyar-me'n/ nord enllà, on diuen que la gent és neta, i noble, culta, rica, lliure/ desvetllada i feliç».

En Catalunya seguimos envidiando a países como el Reino Unido, donde la trayectoria democrática es más sólida y la manera de hacer frente a los nuevos retos políticos que se plantean es más reposada y educada. El caso escocés vuelve a ser un ejemplo de normalidad democrática envidiable. En cambio, aquí tenemos que escuchar al expresidente Aznar amenazar con enviar a la cárcel al president Mas en caso de convocar un referendo «ilegal», los militares españoles se atreven a amenazar a Catalunya con los tanques y en los círculos de poder de Madrid el ninguneo a Catalunya continúa.

En el contexto británico, el primer ministro David Cameron ha declarado que Escocia puede ser perfectamente un país independiente, aunque él piense que le irá mejor continuar dentro del marco británico. Por su parte, la BBC no deja de emitir programas informativos ofreciendo una gran cantidad de información sobre cómo quedaría una posible Escocia independiente, en todo su amplio espectro de posibilidades abstractas y concretas. ¿Seguiría dentro de la Unión Europea, dentro de la OTAN? ¿Cómo quedarían la moneda y el Ejército? ¿Cuál sería el himno? (actualmente no tiene). ¿Cómo quedarían las pensiones? ¿Cómo quedaría la BBC? ¿Cambiaría el Reino Unido de nombre? Sin amenazas ni atemorizar a nadie. Los matrimonios solo pueden funcionar bien cuando saben que, en caso de divorcio, el respeto continuará siendo el mismo.