Escepticismo rebelde

La guerra está cobrándose una onerosa factura en la gran mayoría de integrantes de la 'liua' (división) Al Mutahabin fi al Lah, que en estos momentos se toma un descanso de los combates en una casa alquilada de la ciudad de Reyhanli, en el sur de Turquía, junto a la frontera con Siria: chavales que acaban de salir de la adolescencia como Mahmud Griguati se abren paso torpemente por entre el caos de camas y colchones esparcidos por el suelo gracias a una aparatosa silla de ruedas; jóvenes en la flor de la vida como Abdelkarim Karnazi se retuercen de dolor cuando, después de la cena, algunos compañeros tiran de su rodilla derecha para ampliar el movimiento de rotación de la articulación, rígida como un palo y cubierta de costras y forúnculos; muchachos como Nauras Abú Jalid, con el rostro surcado por profundas cicatrices que más bien parecen costuras, mastican con dificultad los alimentos en la hora de la comida.

Entre conversación y conversación, todos miran de reojo a una pantalla de televisión permanentemente encendida y conectada a la cadena Al Arabiya, guardando silencio en cada nueva edición del noticiario. Y sin ocultar su satisfacción por la posible entrada en guerra de EEUU, Francia y Turquía, su estado de ánimo oscila entre la incredulidad de aquellos que ponen en duda que el ataque acabe produciéndose, el escepticismo de unos cuantos por los verdaderos motivos de la posible operación militar estadounidense, y la amargura de otros muchos por la tardanza de Occidente en intervenir en el largo conflicto civil que lleva padeciendo su país desde hace dos años y medio.

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