NUEVA RONDA NEGOCIADORA

Palestinos e israelís se reencuentran sin confianza

Vista desde lo lejos del asentamiento de Beitar Elit, en Cisjordania.

Vista desde lo lejos del asentamiento de Beitar Elit, en Cisjordania.

EUGENIO GARCÍA GASCÓN
JERUSALËN

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Las conversaciones entre israelís y palestinos se retoman mañana, miércoles, en el hotel King David de Jerusalén occidental tras un paréntesis de tres largos años, pero las posiciones que mantienen las dos partes están tan alejadas entre sí que parece ahora imposible que se puedan lograr acuerdos parciales que vayan más allá de declaraciones insustanciales.

Esta vez se llega a la mesa de negociaciones, además, con un fondo de alta marejada, debido a que en la última semana Israel ha aprobado la construcción de más de 2.000 viviendas para colonos judíos en el área ocupada de Jerusalén y en asentamientos ubicados por toda Cisjordania, unas medidas que han incrementado el pesimismo de los palestinos, quienes no obstante no boicotearán el encuentro.

«No podemos retractarnos. Acudiremos a Jerusalén a pesar de que sabemos que no existen posibilidades de avanzar. Las decisiones israelís, una tras otra, muestran que no van en serio y que únicamente les interesa ocupar más y más territorio. Incluso un ministro israelí tan derechista como Shaul Mofaz dice que todo esto le parece una «broma», comentaron fuentes palestinas.

La actuación del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás, ha concitado una condena unánime por parte de la oposición palestina, incluida la organización Hamas que gobierna la franja de Gaza desde 2007, por aceptar negociar mientras los israelís siguen construyendo sin descanso en las colonias.

SIN NADA A CAMBIO/ Abbás, que preside la ANP desde la muerte de Yasir Arafat en el 2004, ha mantenido Cisjordania como una balsa de aceite durante años sin obtener nada a cambio. Las cárceles de Cisjordania están llenas de opositores y el Ejército israelí lleva a cabo incursiones diarias en las ciudades palestinas, practicando detenciones continuamente.

Los sondeos que se realizan periódicamente en Palestina señalan que Abbás no cuenta con un gran apoyo, especialmente a causa de su política de represión. La ANP se sostiene artificialmente gracias a la ayuda que recibe del exterior, principalmente de la Unión Europea y de Estados Unidos, creando una situación muy cómoda para Israel, que así no debe cumplir sus obligaciones en tanto que potencia ocupante.

La representante de la política exterior de la UE, Catherine Ashton, dijo ayer que la continuada construcción israelí en Cisjordania convierte en «imposible» el progreso en las negociaciones. Según el diario hebreoYediot Ahronot, es necesaria la presión de Estados Unidos y la UE para forzar a Israel a negociar seriamente.

El formato que se ha pactado para las conversaciones contempla un periodo de nueve meses centrado en dos cuestiones, fronteras y seguridad, que podría extenderse si no se logra un acuerdo dentro de ese plazo. La delegación israelí está dirigida por la ministra Tzipi Livni y la palestina por el jefe negociador Saeb Erekat. Solo después se abordarán otras cuestiones capitales, como el agua, los refugiados o Jerusalén, aunque no se descarta que también se hable de estos temas en los próximos meses.

UN GENERAL NEGOCIANDO/ Según fuentes palestinas, una delegación del Pentágono bajo la jefatura de un general estadounidense se encuentra en Israel desde hace más de dos meses hablando únicamente con la contraparte israelí de cuestiones de seguridad. Los palestinos están disgustados porque no se les ha invitado y ven en ello una indicación de que los asuntos importantes se resuelven entre Israel y Estados Unidos, sin contar con ellos.

En estos medios se considera que el cariz que está tomando el conflicto puede conducir a la imposición de un acuerdo de paz por parte de Estados Unidos e Israel que sea peor que el de Oslo de 1993. Es decir, en un acuerdo desequilibrado que poco después desencadene una nueva oleada de violencia equivalente a la segunda intifada.