El conflicto de Oriente Próximo

Claves de la discordia

John Kerry (izquierda) con Martin Indyk, nuevo enviado de EEUU para el proceso de paz israelo-palestino.

John Kerry (izquierda) con Martin Indyk, nuevo enviado de EEUU para el proceso de paz israelo-palestino.

MONTSERRAT RADIGALES
BARCELONA

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En las últimas dos décadas, tras los acuerdos de Oslo de 1993, se han producido varios intentos, todos fallidos, de alcanzar un acuerdo que ponga fin al conflicto de Oriente Próximo, con la creación de un Estado palestino junto a Israel. Este proceso ha permitido identificar cuáles son las cuestiones clave y los principales obstáculos a que se enfrentarán los negociadores.

FRONTERAS Y COLONIAS La demarcación anterior a 1967

Los palestinos exigen que la base para la negociación de las fronteras entre Israel y el Estado palestino sea la línea de armisticio anterior a la guerra de 1967, en la que Israel ocupó Cisjordania y Gaza, aunque se muestran dispuestos a aceptar un intercambio menor de territorios, de forma que Israel incorpore algunos de los asentamientos -principalmente los grandes bloques donde viven la mayor parte de los 360.000 colonos judíos en Cisjordania- a cambio de ceder al Estado palestino una porción equivalente de su territorio. Las diferencias sobre la magnitud del intercambio de territorio se demostraron insuperables en las negociaciones anteriores, aunque en el 2008 el entonces primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente palestino, Mahmud Abás, rozaron el acuerdo.

Aunque dispuesto a una retirada de parte de Cisjordania, el actual primer ministro israelí, Binjamin Netanyahu, ha calificado de «indefendibles» las fronteras de 1967.

REFUGIADOS «Derecho al retorno» o compensación

Existen más de cinco millones de refugiados palestinos registrados como tales, en su mayoría descendientes de los aproximadamente 760.000 palestinos que huyeron o fueron expulsados en la guerra de 1948, tras la creación de Israel. Los palestinos exigen que Israel reconozca el «derecho al retorno», aunque en negociaciones anteriores aceptaron que solo un número limitado haga efectivo el retorno y el resto reciba una compensación. Israel rechaza el retorno de los refugiados palestinos a su territorio -aunque quizá permitiría una cifra simbólica- sobre la base de que un retorno masivo supondría la destrucción de Israel como Estado judío. Israel sostiene que el retorno debe hacerse efectivo en el Estado palestino y exige que los palestinos reconozcan a Israel como Estado judío.

JERUSALÉN Capital compartida y lugares sagrados

Israel considera Jerusalén como su «capital indivisible» y se niega a cualquier partición de la ciudad. Los palestinos exigen que Jerusalén Este, cuya anexión por parte de Israel no ha sido reconocida por la comunidad internacional, sea la capital del Estado palestino. La Ciudad Vieja incluye lugares sagrados para judíos, musulmanes y cristianos, lo que la convierte en una zona especialmente sensible.

SEGURIDAD El valle del Jordán y la desmilitarización

Los israelís desconfían de que un acuerdo territorial suponga el fin del conflicto y temen que el Estado palestino caiga en manos de Hamás o de cualquier otra fuerza hostil, por lo que exigen que dicho Estado sea desmilitarizado, mantener una presencia militar en el valle del Jordán y el control del espacio aéreo. Los palestinos quieren los máximos atributos de soberanía para su Estado.