La herida racial

La rabia y el hastío se extienden en EEUU en las protestas por la absolución del acusado por la muerte del adolescente negro Trayvon Martin

Cientos de personas protestan por la absolución de Zimmerman, el domingo en Times Square, en Nueva York.

Cientos de personas protestan por la absolución de Zimmerman, el domingo en Times Square, en Nueva York. / AL/DN

IDOYA NOAIN / Nueva York

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"Sangre en las hojas, sangre en la raíz, cuerpos negros que se mecen en la brisa del sur..."  Vuelven a resonar en Estados Unidos los bellos y dolorosos versos de 'Fruta extraña', el poema sobre linchamientos de negros escrito por Abel Meeropol que Billie Holiday convirtió en uno de los primeros himnos contra el racismo.

Ahora ya no hay cadáveres quemados colgados de una soga en una rama. Pero hoy buena parte del país sigue sin comprender cómo ha quedado sin culpable la muerte de un adolescente negro de 17 años que, armado solo con una bolsa de gominolas, un refresco de sandía, su teléfono móvil y una sudadera con capucha, cayó abatido en Florida en una noche lluviosa de febrero del año pasado por el disparo de un vigilante.

La absolución el sábado de George Zimmerman, el hombre que realizó ese disparo, ha reabierto la herida del racismo, ha recordado que aún sangra. Y un clamor de hastío y rabia se extendió en las protestas que el domingo tuvieron lugar en muchas ciudades del país, mayoritariamente pacíficas.

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