POLÉMICA SENTENCIA EN ESTADOS UNIDOS

La herida racial

La protesta 8 Unas manifestantes exigen justicia en Los Angeles por el asesinato deTrayvon Martin.

La protesta 8 Unas manifestantes exigen justicia en Los Angeles por el asesinato deTrayvon Martin.

IDOYA NOAIN
NUEVA YORK

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«Sangre en las hojas, sangre en la raíz, cuerpos negros que se mecen en la brisa del sur...»

Vuelven a resonar en Estados Unidos los bellos y dolorosos versos deFruta extraña, el poema sobre linchamientos de negros escrito por Abel Meeropol que Billie Holiday convirtió en uno de los primeros himnos contra el racismo. Ahora ya no hay cadáveres quemados colgados de una soga en una rama. Pero hoy buena parte del país sigue sin comprender cómo ha quedado sin culpable la muerte de un adolescente negro de 17 años que, armado solo con una bolsa de gominolas, un refresco de sandía, su teléfono móvil y una sudadera con capucha, cayó abatido en Florida en una noche lluviosa de febrero del año pasado por el disparo de un vigilante.

La absolución el sábado de George Zimmerman, el hombre que realizó ese disparo, ha reabierto la herida del racismo, ha recordado que aún sangra. Y un clamor de hastío y rabia se extendió en las protestas que el domingo tuvieron lugar en muchas ciudades del país, mayoritariamente pacíficas. En Nueva York, unos centenares de personas se reunieron en Union Square. Los cientos se fueron volviendo miles conforme la marcha subía hacia Times Square y, más adelante, hasta un barrio tan negro como el Bronx. Y fue la más numerosa, pero no la única. Hubo marchas en San Francisco, Filadelfia, Chicago, Washington, Boston, San Diego, Atlanta...

Pese a algunos arrestos en Los Ángeles y Nueva York y más tensión en Oakland, donde se llegó a quemar una bandera estadounidense, los manifestantes respondieron al llamamiento a la«reflexión calmada» que hizo el domingo el presidente, Barack Obama Pero, aunque fuera de forma pacífica, la gente quería decir lo que declaraba enThe New York Times uno de los manifestantes:«Estamos enfadados, asustados y ansiosos».

Los datos hablan

Se asienta la sensación de que la justicia, por más que supuestamente sea ciega, en EEUU sigue distinguiendo entre colores. Y son miedos basados en realidades: un análisis reciente de una comisión que estudia sentencias ha confirmado que, por ejemplo, las condenas de cárcel para los negros son casi el 20% más largas que las que se imponen a blancos condenados por delitos similares. Y otro estudio de datos federales del 2010 confirmó que los negros tienen cuatro veces más posibilidades que los blancos de ser arrestados por cargos de posesión de marihuana, aunque el consumo sea similar entre los dos grupos. En algunos estados, como Illinois, Iowa y Minesota, la estadística se dispara hasta ocho veces más.

Esta vez, a diferencia de lo que pasó en 1992, cuando violentas protestas recibieron la absolución de los policías blancos que dieron en California una paliza a Rodney King, hay calma, aunque sea cargada de rabia y tensión.

Y una de las causas puede ser que muchos albergan la esperanza de que el Departamento de Justicia del Gobierno de Obama no deje morir el caso y plantee contra Zim-

merman cargos federales por un crimen de odio.

Hay indicios de que el departamento que dirige Eric Holder podría hacerlo. El fiscal general calificó ayer la muerte de Martin como«trágica e innecesaria» y dijo que la tragedia da oportunidad a la nación«de hablar honestamente sobre los temas complicados y cargados de emociones que este caso plantea». Entre 2009 y 2012, el Departamento de Justicia ha perseguido 29% más casos de odio racial que en los tres años anteriores.