Miles de brasileños toman las calles en plena Copa Confederaciones

Más de 5.000 manifestantes toman el techo del Congreso Nacional en Brasilia

EDU SOTOS / Río de Janeiro

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Mas de 240.000 personas ocuparon las calles de las principales ciudades de Brasil en la madrugada del martes. La oleada masiva de protestas, que se extienden ya por 11 ciudades, pilló por sorpresa a las autoridades del país sudamericano que no pudo evitar que los manifestantes ocuparan algunos de los más importantes centros de gobierno del país. En la capital, Brasilia, parte de los 5.000 manifestantes ocuparon el techo del edificio del Congreso Nacional e intentaron invadir, sin éxito, el interior del recinto aunque fueron rechados por las tropas de choque de la policía militar.

Por su parte, en Rio de Janeiro, ciudad que acoge actualmente a la selección española por la Copa de las Confederaciones, unas 100.000 personas recorrieron el centro de la ciudad de manera pacífica portando rosas y camisetas blancas en un gesto de demostrar que sus reivindicaciones son pacíficas. Los gritos de dimisión referidos tanto al gobernador del estado de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, como al alcalde de la ciudad, Eduardo Paes, se sucedieron durante todo el trayecto que trascurrió sin incidentes. "Ven, ven, ven a la calle ven" o "No es Turquia, no es Grecia, es Brasil que sale de la inercia" fueron algunas de las consignas más repetidas durante la marcha.

Minorías violentas

El ambiente reivindicativo, aunque festivo, en el que trascurrió la marcha acabó en torno a las ocho de la tarde (hora local) cuando un grupo reducido de unos cien manifestantes intentaron el asalto al edificio de la Asamblea Legislativa. Armados con cócteles molotov y utilizando las vallas de metal, colocadas en los márgenes de la manifestación, intentaron forzar las puertas de el edificio aunque fueron finalmente rechados por la policia militar. Durante el confrontamiento pudieron escucharse varios disparos de arma, se habla de un manifestante herido en la pierna, junto al sonido de las pelotas de goma y las explosiones de las bombas de gas lacrimógeno. En ese momento, los radicales utilizaron para resguardarse un coche volcado que posteriormente fue incendiado protagonizando una de las imágenes más desagradables de la noche.

Al contrario de lo que se esperaba en un principio la manifestación en Sao Paulo, núcleo de las protestas, tuvo una afluencia menor de la esperada con 65.000 personasy trascurrió de manera pacífica. Sin embargo, a altas horas de la noche, un grupo de manifestantes consiguió asaltar el Palacio de los Bandeirantes, sede del gobierno federal del estado de Sao Paulo y protagonizó episodios de violencia en sus intentos de resistir a la policía que acudió a su desalojo.

La gravedad de los actos llevaron a pronunciarse a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien se habia mantenido en silencio desde que las protestas se iniciasen la semana pasada en Sao Paulo. "Las manifestaciones pacíficas son legítimas y propias de la democracia. Es propio de los jóvenes que se manifesten", afirmó en nota oficial la presidenta restando importancia a los actos violentos que calificó como "la acción de una minoría". El expresidente Lula fue incluso un paso más lejos y criticó abiertamente la actuación de la policía militar quien la semana pasada actuó con brutalidad en la represión de los manifestantes en Sao Paulo.

Si bien al principio las protestas se debieron al aumento de las tarifas de autobús y los gastos excesivos de cara al Mundial de 2014, el movimiento de manifestaciones ha pasado a constituirse en una reivindicación de carácter más general que exige, entre otros, mayores inversiones públicas en sanidad, educación y transportes. Por su parte las actividades de la Copa Confederaciones continuan su marcha habitual al margen de las reivindicaciones. Los miembros del "Movimento Passe Libre", organizadores de las movilizaciones en las 11 ciudades que se han sumado a las protestas, adviertieron ayer que las acciones se prolongarán hasta que los ayuntamientos de Sao Paulo y Rio no reduzcan el valor de las tarifas de autobús a los precios anteriores. Los 100.000 manifestantes de Rio de Janeiro también dejaron clara su postura si el gobierno no echa marcha atrás: "La Copa de la Confederaiones será la Copa de las Manifestaciones".

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