EXPECTACIÓN EN MONTPELLIER

Francia da el 'sí' gay

MONTSE MARTÍNEZ / Montpellier (enviada especial)

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Ha sido más que una boda. Vincent y Bruno han hecho mucho más que casarse. Al rubricar su amor han puesto el colofón a años de lucha por un derecho social que muchos se preguntan cómo Francia --la Francia de la libertad, la igualdad y la fraternidad, el país de los derechos del hombre-- todavía no tenía. Con la boda de la primera pareja homosexual, celebrada en el Ayuntamiento de Montpellier

, Francia se ha convertido en el 14º país del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Atrás queda el calvario en el que se convirtió la tramitación parlamentaria de una de las leyes estrella del presidente socialista François Hollande, a la que la oposición conservadora puso tantos palos a las ruedas como pudo.

Una contestación que también se pudo sentir con toda su dureza fuera del Parlamento, en las calles del país, donde se sucedieron protestas a lo largo de los últimos meses, adornadas, en ocasiones, con actos violentos y agresiones homófobas.

Pero el Montpellier de hoy nada ha tenido que ver con el París del domingo pasado, donde una <strong>manifestación</strong> en contra de la <strong>ley de matrimonio gay</strong> derivó en actos vandálicos de miembros de grupos de ultraderecha. Temerosas de incidentes similares que hubieran supuesto el boicot de la ceremonia, las autoridades prohibieron cualquier tipo de protesta en la calle a la vez que desaconsejaron celebraciones de carácter popular.

Bajo un importante pero discreto control policial, la jornada se ha desarrollado sin ningún incidente remarcable. Tan solo una bengala encendida por un manifestante, de inmediato reducido por la policía, en la parte trasera del edificio consistorial.

La magia de un acto en el que lo social ha trascendido a lo individual ha marcado toda la ceremonia. "Vuestra historia coincide hoy con la de todo un país", ha arrancado la alcaldesa socialista de Montpellier, Hélène Mandroux, en una sala de 'Rencontres' del consistorio llena hasta la bandera por más de 600 personas, entre invitados y medios de comunicación procedentes de todo el mundo.

Los novios, que, elegantísimos con sus clásicos trajes negros y camisas blancas, acababan de entrar en la sala al compás de los acordes de Love de Nat King Cole, no han podido ocultar ni un momento su emoción y su tensión, repartidas a partes casi iguales. "Vamos, vais a vivir un momento histórico para nuestro país y para nuestra República", ha abundado la alcaldesa, una de las principales valedoras de la ley. No en vano Montpellier está considerada el 'San Francisco' francés.

Tras escuchar el oui de los novios, la alcaldesa les ha declarado "unidos en matrimonio en nombre de la ley". Un eco de aplausos y vítores se ha colado, amortiguado, en la sala procedente de los cientos de personas que ocupaban el patio de entrada del Ayuntamiento para celebrar el enlace.

Vincent, de 40 años, el mayor de los dos contrayentes, ha tenido que hacer esfuerzos en más de una ocasión para no llorar. Al mirar a su madre, activa defensora de la causa gay, y felicitarla públicamente y al dirigir las primeras palabras al auditorio. "Nuestras primeros pensamientos se dirigen a todos los militantes de la causa homosexual", ha dicho.

Pero, a pesar de que Francia celebraba una fiesta por la consecución de una de las apuestas sociales más significativas del presidente Hollande, no se puede obviar que su imagen de modernidad y tolerancia ha quedado sustancialmente dañada durante estos meses.

"SORPRENDIDOS"

Era la misma alcaldesa de Montpellier la que lo reconocía al argumentar el porqué de la importante expectación mediática --desde Irán, Rusia, Estados Unidos y Japón hasta Gran Bretaña y España, entre otros representantes de medios de comunicación--. "Imagino que están sorprendidos por la reacción de los sectores contrarios a la ley, sorprendidos de que en un país como Francia se hayan producido estas reacciones de intolerancia", ha declarado Mandroux.

La ley que autoriza el matrimonio a las personas del mismo sexo en Francia fue aprobada por el Parlamento el pasado 23 de abril. Un recurso presentado por la oposición de derechas ante el Consejo Constitucional intentó, sin éxito, paralizar el trámite y abortar la ley.

Tras la validación del Consejo Constitucional el 17 de mayo, fue promulgada por el jefe del Estado, François Holande, al día siguiente. La primera boda ha tardado justo 10 días en celebrarse.