AUGE DE UN HÁBITO SOCIAL EN EL NORTE DE ÁFRICA

Tres casas, tres mujeres

Polígamo convencido 8 Mohamed Fizazi, profesor de francés, sentado en una de sus casas en Tánger.

Polígamo convencido 8 Mohamed Fizazi, profesor de francés, sentado en una de sus casas en Tánger.

BEATRIZ MESA
TÁNGER / RABAT

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Tres mujeres para un solo hombre. ¿Cómo se lleva una vida así?«Pues muy bien. Reparto mi tiempo entre las tres viviendas donde viven mis mujeres y mis hijos»,responde con una naturalidad asombrosa Mohamed Fizazi, un polígamo convencido. Su semblante busca un claro acercamiento a la figura del profeta Mahoma: llevando una barba larga, una chilaba larga, algo por encima de los pies, y apartado de cualquier elemento representativo deharam(pecado, en árabe). En su tercera casa, de su última mujer, 30 años más joven que él, no existenel televisor o los aparatos de música. Dentro de las cuatro paredes de su modesto hogar, situado en la periferia de Tánger, en medio de unos sórdidos bloques de viviendas, solo se ven libros religiosos. Una vida entregada plenamente al islam desde que sale el sol y hasta que se acuesta.

La mujer de Fizazi reposa sobre un sofá con una barriga de más de cinco meses de gestación. Sus ojos, lo único visible, denotan felicidad. Dará a luz a su primera hija a la que se dedicará en cuerpo y alma. Su misión es esa: servir al marido, a su hija y a su casa. La joven fue«elegida»en Gaza (Palestina), su ciudad natal, adonde acudió Fizazi para encontrarse con hermanos que como él luchan por la recuperación de la identidad árabe-musulmana en países como Marruecos, donde los aires seculares adquieren mayor protagonismo hasta el punto de abrirse debates sobre la eliminación de la poligamia, que autoriza a los hombres musulmanes a contraer matrimonio con cuatro mujeres siempre y cuando sean capaces de respetar la equidad económica entre todas. Lo apunta la suraAnissaedel Corán:«Casaros como os plazca, dos, tres o cuatro, pero si teméis ser equitativos, tomad solo una mujer».

Fizazi, profesor de francés, asegura no haber cumplido del todo con la palabra del profeta:«Mira, ella es mi tercera esposa, pero empiezo a buscar una cuarta»,manifiesta sonriendo como un Don Juan.«Al menos así actuamos en el ámbito del halal [permitido, en árabe] sin cometer infidelidades como en vuestros países, donde se recurre a las relaciones extramatrimoniales con las amantes»,añade Fizazi a EL PERIÓDICO. Este tipo de discursos es el más escuchado entre los polígamos. Los hay también que aducen la insatisfacción sexual o la esterilidad de sus mujeres para sellar nuevas alianzas.«Todos ocultamos un fondo de harem (este concepto alude al hombre poderoso e influyente que posee varias concubinas) pero si el harem es un privilegio reservado a los reyes, la poligamia es accesible a todos»,razona Othmane, un profesor universitario de matemáticas.

«No podemos comer el mismo pollo todos los días. Hay que variarlo»,matiza bufón. Otra excusa de mentalidad machista para la que la necesidad del placer parece existir solo entre los hombres y no entre las mujeres. Sin embargo, esta reflexión sigue pesando en la realidad cotidiana de un país como Marruecos, donde«el 44% de la población marroquí se muestra a favor de la poligamia y, sorprendentemente, la opinión favorable es más común dentro de las categorías escolarizadas»,asegura Mohamed Tozy, uno de los sociólogos que efectuó recientemente un estudio sobreEl islam en la vida diaria de Marruecos.

Clases pudientes

Hasta el momento existía la equivocada imagen de que solamente los islamistas y los hombres procedentes del mundo rural recurrían a la poligamia. Sin embargo, el estudio subraya que las clases sociales pudientes se sienten igualmente tentadas por la tradición.«Casarse con varias mujeres es la solución ideal que permite aplacar los deseos sexuales no en el pecado, sin sentirnos responsables porque el islam lo pone a nuestra disposición y las mujeres, de esta manera, pueden seguir reconocidas socialmente, adquirir una herencia o tener hijos»,comenta Salim, un joven encuestado por el estudio.

La encuesta arroja luz sobre un asunto de largo recorrido en Marruecos, donde la reforma del código de la mujer, en el año 2004, impuso una nueva cláusula a la poligamia: que la primera mujer autorice el segundo matrimonio. Sin embargo, la premisa se incumple impunemente.«Nuestro combate terminará el día que suprimamos la poligamia. ¡Atenta psicológicamente contra las mujeres! Esta violencia es perpetrada por los maridos que eligen una segunda esposa, pero también por las familias de las mujeres que, en vez de apoyarlas, están obsesionadas con evitar a cualquier precio el divorcio de sus hijas o que estas vuelvan al domicilio de los padres»,denuncia Souad Benmessaoud, la coordinadora de centros de escuchas de la asociación femenina LDDF.