Italia, un país a la deriva

Dos mujeres pasan junto a unos carteles electorales de Berlusconi en Nápoles.

Dos mujeres pasan junto a unos carteles electorales de Berlusconi en Nápoles.

ROSSEND DOMÈNECH / Roma

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La crisis que atenaza a Europa y 18 años de gobiernos conservadores, con dos breves paréntesis progresistas, han sumido a Italia, que celebra elecciones legislativas este domingo y el lunes, en una crisis que no es solo económica, sino también política, social y ética. El Gobierno que salga de las urnas deberá reactivar la producción, lo que no conseguirá si antes los ciudadanos no recuperan la confianza en sí mismos y en las clases política y económica que dirigen el país, tocadas por una corrupción universal.

Una nueva clase dirigente deberá repartir mejor la riqueza y recuperar los derechos personales y colectivos que, con el pretexto de la crisis, se están recortando o suprimiendo. Como los griegos antiguos, que tuvieron un Olimpo de dioses inadecuados, los italianos sean tal vez mejores que sus gobernantes.

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